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A cuatro años del crimen de Mariano Ferreyra: la causa que sigue abierta

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Ferreira Ampliar
Ayer se cumplieron cuatro años del asesinato de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero baleado por una patota de la Unión Ferroviaria durante una protesta sindical.

Los autores materiales y los instigadores fueron condenados. La justicia investiga un intento de coimas para favorecer a José Pedraz, el entonces titular del gremio de los ferroviarios.

Por la muerte de Ferreyra la Justicia condenó, en abril del año pasado, a 15 años a Pedraza y su lugarteniente, Juan Carlos Fernández, como instigadores. El barrabrava Cristian Favale y Gabriel Sánchez recibieron una pena de 18 años por ser autores materiales del homicidio. El Tribunal presidido por el juez Horacio Días, sentencio también a Pablo Marcelo Díaz a 18 años, a Jorge Daniel González y Salvador Pipitó a 11 años cada uno y a Claudio Alcorcel a 8 años. Durante el proceso se comprobó además la complicidad policial y los comisarios de la Policía Federal Luis Mansilla y Jorge Ferreyra recibieron 10 años.

La jueza Wilma López, que instruyó la causa por el crimen, sigue investigando tras descubrir, dos meses después del hecho, un intento de soborno a una sala de Casación para favorecer la situación del dirigente gremial José Pedraza. La maniobra consistía en digitar el sorteo de la sala que beneficiaría la situación del sindicalista. Por esto, se inició una causa por cohecho a los jueces Eduardo Riggi, Gustavo Mitchell y Mariano González Palazzo, integrantes de la Cámara Federal de Casación Penal. Otro de los acusados en esta causa paralela a la del asesinato es Ángel Stafforini, contador de Pedraza, que habría hecho el contacto para entregarles el soborno a los magistrados.

Corrupción sindical La movilización gremial que fue escenario del asesinato de Mariano Ferreyra tuvo su raíz en la precarización laboral de los trabajadores ferroviarios tercerizados. La Unión Ferroviaria, liderada por Pedraza, era beneficiaria directa de un negociado a base de esa explotación. A través de la Unión Cooperativa Mercosur, cuyo titular era el propio Pedraza, el gremio administraba la contratación de trabajadores tercerizados con el aval de la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (UGOFE), que gerenciaba la línea que parte de Estación Constitución. Según pericias contables incorporadas en la causa que investigó el asesinato de Ferreyra, entre junio y diciembre de 2010, la cooperativa de Pedraza recibió gracias a este mecanismo 10 millones de pesos.

El 20 de octubre de 2010, los trabajadores tercerizados y despedidos de la ex línea Roca salieron desde un local del Partido Obrero de Avellaneda, con la intención de cortar las vías.

Advertidos de que un grupo de la Unión Ferroviaria encabezado por el dirigente Pablo Díaz se encontraba en el andén de la estación, los precarizados decidieron cruzar el Riachuelo y trasladarse a Capital Federal con el propósito de hacer el corte en Barracas. Después de cruzar por el puente Bosch, la columna de manifestantes fue atacada a piedrazos por una patota de la Unión Ferroviaria, al intentar instalarse sobre las vías.

Los manifestantes se replegaron y se reunieron en la calle Luján, a 200 metros de donde fueron atacados, y allí realizaron una improvisada asamblea en la que descartaron la posibilidad del corte y analizaron la alternativa de llevar a cabo un acto en Constitución. Mientras se desarrollaba la discusión entre los trabajadores, efectivos a bordo de dos móviles pertenecientes a la Comisaria 30 de la Policía Federal observaban a los manifestantes, quienes convocaron para el día siguiente a una nueva reunión en la que evaluarían los pasos a seguir.

Cuando se retiraban por la calle Luján en dirección a Díaz Vélez fueron interceptados por un grupo ligado a la Unión Ferroviaria y encabezado por Cristian Favale, un barrabrava del club Defensa y Justicia reclutado por la gente de Pedraza. El ataque comenzó con agresiones al periodismo y después fueron sobre los manifestantes. Se escucharon disparos, sin embargo la policía, presente en el lugar, no hizo absolutamente nada. Mariano fue herido de muerte y los militantes Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y Ariel Pintos fueron alcanzados por proyectiles que salieron de las armas que empuñaron Favale y Gabriel Sánchez, otro de los matones de Pedraza.

Los militantes detuvieron una ambulancia que pasaba por el lugar y lograron trasladar a los heridos al Hospital Cosme Argerich, donde Mariano -de 23 años, estudiante de Historia, dirigente de la FUBA y tornero- murió como consecuencia de las heridas recibidas en esa emboscada.