El telón está fabricado con un chapón ignífugo, de grandes dimensiones, que cubre de forma total la boca del escenario, evitando que el fuego y el humo se propaguen por la sala. La barrera es operada de forma manual y en caso de emergencia, se liberan unos seguros permitiendo que descienda sobre el escenario de forma automática.

Desde su inauguración, en 1912, el teatro San Martín cuenta con esta medida de seguridad que fue concebida en los grandes teatros de Europa. “Cuando se baja el chapón, se asegura de que si se incendia el escenario, se aísla al público y viceversa, este el criterio del uso de un telón de acero”, precisó Rodolfo Maris, asistente general del Ballet Estable y guía turístico del teatro. Maris aseguró que a diario el equipo técnico realiza controles exhaustivos en las conexiones eléctricas de todo el espacio.

A simple vista, los espectadores no pueden ver el chapón porque está alojado en la parte superior del techo del escenario, detrás del bambalinón. Una pequeña superficie del cortafuegos, que sobresale hacia abajo, se encuentra disimulada con el telón de pana azul, visible para el público. Ezequiel Brandán, operador técnico, explicó que la sala cuenta con aspersores de agua que se accionan en caso de incendio.