Ernesto Sanz está haciendo lo imposible para mantener viva su candidatura a presidencial, en medio de las especulaciones que señalan que no aguantará hasta las primarias de agosto, en donde supuestamente enfrentará a Mauricio Macri y Elisa Carrió.
Con la idea de
lavarle la cara al partido centenario y al mismo tiempo enamorar a los sectores
progresistas alejados de la UCR, Sanz organizó una obra con chicas trans en el
comité radical.
“Radicalismo
es diversidad”, fue el lema del evento realizado hace dos días en la sede del
partido con la presencia de las chicas de la “cooperativa de teatro trans”.
Algunos
de los diputados nacionales y senadores de la UCR, que peinan canas y en parte
votaron en contra del matrimonio igualitario, se espantaron al enterarse del
suceso.
“Pusieron la bandera gay (en relación a la bandera de la libertad que lleva los colores del arcoíris) al lado del retrato de Florentina Gómez Miranda”, se horrorizó un integrante del bloque, según consiga el sitio www.lapoliticaonline.com.
La idea de la obra
trans fue del portavoz de la UCR, Agustín Campero, que fue designado en ese
puesto con el aval de los jerarcas del partido.
Campero
se presenta públicamente como especialista en ciencia y tecnología. Su madre es
María Luisa Storani, que está peleada con su hermano Federico desde que fue
candidata a diputada en 2009 con Ricardo Alfonsin después de que su hermano y
Leopoldo Moreau retiraran las listas por la muerte del ex presidente Raúl
Alfonsín.
Pero pese a que es el portavoz del partido, Campero no suele hablar con los medios y tiene menos de 5 mil seguidores en Twitter. “En el peronismo dura 15 minutos”, bromean en el bloque radical, en donde no están de acuerdo con tener un portavoz, una figura ya arcaica en nuestro país.