Mauricio Macri prometió, la noche que ganó la elección, que en 72 horas resolvería el armado de su Gobierno y anunciaría su gabinete. Anoche estaba a punto de cumplir con ese plazo. Antes y después de la visita a Cristina de Kirchner en la residencia de Olivos, el presidente electo fue dando el ok final a los candidatos que el PRO nominó en los últimos días y en algunos casos hubo notificaciones al directorio de radicales que supervisa el armado del Gobierno y negocia los lugares que ocupará la UCR.

Ayer por la tarde, casi como si la visita a Olivos hubiera actuado como disparador, el nuevo gabinete comenzó a decantarse. Hubo confirmaciones en el área económica: Federico Sturzenegger irá a la presidencia del Banco Central y Alfonso Prat Gay será ministro de Hacienda y Finanzas. Rogelio Frigerio tendrá que encargarse del Ministerio del Interior.

Más temprano Macri había sorprendido por Tweeter con la cuarta confirmación oficial en el Gabinete: el nombramiento de Susana Malcorra como canciller. Antes, Hernán Lombardi había recibido la confirmación de que tendrá que hacerse cargo de la Secretaría de Medios y con eso de la pesada tarea de administrar y reformar todo el sistema de medios públicos, incluida la agencia oficial Télam y la pauta pública.

Se sumaron a los confirmados del día anterior; Marcos Peña para la Jefatura de Gabinete, Esteban Bullrich en Educación o Pablo Avelluto como ministro de Cultura.

Ninguna de esas confirmaciones trajo tantas novedades juntas como la decisión de Macri de llevar a un ex funcionario de José Manuel de la Sota, Jorge Lawson, también con orígenes en Arcor, al Ministerio de Trabajo. El dato tenía anoche dos áreas de impacto: es el primer caso en que aparecen con claridad indicios de un acuerdo entre el PRO y De la Sota, un consecuencia lógica del agradecimiento que debe Macri a radicales y peronistas cordobeses por la diferencia a su favor en esa provincia que le garantizó ganar la presidencia. En el sindicalismo había anoche cierto mareo con el candidato confirmado. Esperaban pujas por simpatías cruzadas con "gordos" o moyanistas pero con otro nombre en ese puesto. Por lo pronto se tomaron una horas para digerir la noticia.

Los radicales seguían con el ofrecimiento de los tres ministerios que comenzaron a negociar el lunes pasado. Oscar Aguad estaba anoche en la grilla de Defensa y José Cano, con perfil para el Ministerio de Salud enfrentaba ayer algunas diferencias incluso con los propios y parecía más cercado a quedar como la cabeza del Plan Belgrano para el Norte que Macri lanzó como central en el final de su campaña. 

Por debajo de esa línea comenzó el hervidero de confirmaciones para las secretarías de Estado y algunos de los principales sillones dentro de los 6000 puestos que implica en Argentina armar un Gobierno.

Peña se llevará como vicejefe de Gabinete a Gustavo Lopetegui, el ex CEO de LAN. Desde La Pampa Carlos Mac Allister logró el lugar que pedía desde hace tiempo: será el nuevo secretario de Deportes.

Fernando de Andreis irá a la Secretaría General de la Presidencia y Pablo Cluselas pasará de la Secretaría Legal y Técnica de la Ciudad a la de la Nación, el mismo cargo que hoy tiene Carlos Zannini. 

Anoche se habían reabierto las autopistas entre los gabinetes de la Ciudad, del que Macri se nutre para armar Gobierno, y de la Nación. A último momento Guillermo Montenegro comenzó a protagonizar algunos de esos pases hacia el Ministerio de Seguridad y la nueva SIDE, uno de los puntos más duros para el armado nacional.

Más lejos de allí seguía otra batalla en la que el radicalismo también es protagonistas; avanzaba el reclamo de la UCR para que Juan Carlos Marino ocupe la presidencia provisional del Senado, lugar que el PRO quiere para Federico Pinedo, habida cuenta que está en segundo puesto en la línea de sucesión presidencial.