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Para UNICEF, "uno de cada dos niños del norte argentino es pobre"

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Sebastián Waisgrais, especialista en Monitoreo y Evaluación de UNICEF-Argentina, habló de las grandes disparidades entre las distintas regiones de la Argentina Waisgrais remarcó que "el 8 por ciento de los niños y adolescentes son pobres en CABA y entre 45 y 52 por ciento en las provincias del NEA y el NOA".

"Se trata de una sociedad profundamente inequitativa", dijo, al explicar la situación actual, con cuatro millones de chicos que están sufriendo privaciones. En InfobaeTV habló del estudio multidimensional realizado por el organismo, que permite hacer un análisis más profundo del problema, siguiendo la visión del economista Amartya Sen, para quien "la pobreza es algo más que billeteras vacías".

- Primero hablemos de los números del informe y después del enfoque de la investigación, el aporte más valioso del trabajo que presentó UNICEF-Argentina.

- Este es un informe que nos arroja cifras sobre la situación actual, a finales del año pasado, sobre la situación de la infancia y la adolescencia en términos de sus condiciones socioeconómicas. Los datos generales nos muestran que hay cuatro millones de chicos en la Argentina que están sufriendo privaciones, de esos cuatro millones hay un 1.100.000 que tienen privaciones severas, es decir, que tienen una pobreza severa, extrema. Y el dato más preocupante es que estos datos nos están mostrando grandes disparidades.

El 30 por ciento de pobreza es un dato a nivel nacional, pero la manera en que nosotros trabajamos nos permite desagregar la información provincia por provincia, jurisdicción por jurisdicción. El rango va del 8 por ciento en la Ciudad de Buenos Aires hasta el 45 y 52 por ciento en las provincias del NEA y el NOA. Lo que quiere decir que uno de cada dos chicos del NEA y el NOA está en una situación de pobreza.

- ¿Qué otro dato te parece más preocupante?

- Hay un grupo etario, que se conoce como la primera infancia, donde los índices se disparan. En este grupo de 0 a 5 años los índices aumentan casi 6 o 7 puntos, y nos preocupa porque son los primeros años de vida. El dato determinando es el acceso a servicios de cuidado, de educación, donde hay muchas cuestiones vinculadas al género, mujeres que se tienen que hacer cargo de los chicos porque no hay servicios de cuidado infantil, además del propio desarrollo de las mujeres, porque no pueden acceder al mercado de trabajo. Son datos que nos interpelan como sociedad, porque se trata de una sociedad muy inequitativa.

- Hablás de 1.100.000 niños y niñas que están en situación de pobreza extrema. ¿No reciben ningún tipo de ayuda del Estado?

- Reciben algún tipo de ayuda del Estado, pero no les modifica su situación de pobreza extrema. Esto define la característica del estudio que presentamos. La idea está en línea con lo que decía el economista y Premio Nobel, Amartya Sen, que la pobreza es mucho más que la billetera vacía, es algo multidimensional que tiene que ver con factores emocionales, culturales, políticos y también económicos.

- Claro, es la posibilidad de estar integrados a la sociedad o estar más allá de los márgenes.

- Efectivamente. Nosotros medimos 28 privaciones en casi todos los ejes de derechos, desde nutrición, acceso a los servicios de educación, acceso a la salud, recreación, juego, entornos libres de violencia, trabajo infantil. Tienen ocho o más privaciones superpuestas en estos indicadores, quiero decir, viven en entornos violentos, no acceden al servicio de salud, abandonaron la escuela. Más allá de que accedan a un suplemento de ingreso, estamos hablando de cuestiones estructurales. Un capítulo importante hay que dedicárselo a la AUH, que fue una buena herramienta para sacar a los chicos de la pobreza extrema; el problema es que hay un millón y medio de chicos que no la reciben.

- ¿Por qué no reciben ni siquiera la AUH?

- Hay cuatro razones, tres que se pueden trabajar y una cuarta que nos exige un debate en la sociedad. Entre las tres primeras es la falta de DNI, poblaciones rurales muy dispersas, en muchos casos hay aspectos comunicaciones. Pero hay uno que es más complejo. La AUH es transferencia con corresponsabilidad, que los chicos asistan al sistema educativo. Como objetivo social, es muy bueno; como herramienta para sacar a un chico de la pobreza, hay que ponerlo en discusión. Cuando un chico ingresa al sistema educativo, uno de cada cinco repite el primer año, y después, el 50 por ciento no lo termina. Entonces, una chica que tiene que cuidar a sus hermanos, o que quedó embarazada (tenemos 100 mil embarazos adolescentes), además la penalizo sacándole la AUH. No es políticamente correcto, pero desde UNICEF tenemos la mirada de que los sistemas de protección tienen que ser universales, deben llegar a toda la población. Requiere debate, pero explica por qué hay todavía un millón y medio de chicos que no reciben la AUH.

- Veamos un tema meteorológico. ¿Cómo hacen para encontrar ese indicador, por ejemplo, de exposición a la violencia? ¿Está en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)?

- No, lo tomamos a través de una encuesta que se llama MIX, que nosotros realizamos, con la misma muestra de 25.000 casos de la EPH. Cuando les preguntamos a los papás sobre prácticas alternativas de disciplina infantil a través del diálogo, todos están de acuerdo. En otro momento de la entrevista les preguntamos acerca de un listado de situaciones, y comprobamos que el 50 por ciento de esos padres que no estaban de acuerdo con métodos de disciplina violenta aplican métodos de disciplina violentos. Y no tiene solo que ver con la pobreza, aplica a todas las escalas sociales, los más bajos, los medios, los más altos. Por eso hay que trabajar mucho con los padres para terminar con esta idea de que un chirlo dado a tiempo soluciona muchos problemas.

- ¿UNICEF da algún tipo de consejo para que el Gobierno encare políticas públicas para los niños y adolescentes en situación de pobreza?

- Lo que hicimos ayer es presentar este informe a aproximadamente 200 funcionarios de diferentes áreas gubernamentales, ministerios de desarrollo, áreas provinciales, organizaciones. Hay varias recomendaciones. Me referiré a dos. Desde UNICEF aplaudimos la meta de "pobreza cero", nos parece excelente. Ahora bien, para tener una meta de esas características, UNICEF, la UCA, diferentes universidades pueden aportar estadísticas, pero lo que se necesita es recuperar el sistema estadístico nacional para saber dónde estamos, y tener esas mediciones permanentes. Todavía eso no está y vamos a seguir empujándolo para tener datos confiables y pertinentes. La segunda recomendación es acerca de las diferencias regionales en torno a los índices de pobreza; no implica invertir menos en la Ciudad de Buenos Aires, sino invertir más en Chaco, en Formosa, en Jujuy, provincias que no pueden esperar 140 años para converger a los promedios nacionales. Hay que dar vuelta esa ecuación. Se trata de una discusión política. Desde UNICEF estamos encantados de aportar, pero se necesitan muchos actores.

- Justamente el presidente Macri habló de enfocar las inversiones del Plan Belgrano en 10 puntos del NEA y el NOA castigados por la pobreza extrema. ¿Cómo toman los gobiernos, Nacional y provinciales, un informe como el que ayer presentó UNICEF?

- Es heterogéneo. Hay algunos que lo toman bien, que quieren trabajar sobre estos determinantes, y otros son un poco más cerrados, y cuesta más la entrada. En principio, veo que hay posibilidad de diálogo en general. Siempre es más difícil la incidencia en las cajas presupuestarias, y es ahí donde están los recursos. Son áreas que tienen que estar involucradas en la distribución más equitativa de los recursos. Y, por supuesto, hacer políticas integrales. Otra iniciativa que aplaudimos es la construcción de 3.000 o 4.000 centros de primera infancia. Ahora, esto tiene que ir acompañado de un organismo rector que esté atrás de esto, que trabaje con salud, educación, desarrollo social, que se trabaje con estándares de calidad. Hay un relevamiento que hizo el BID que muestra que hay 3.500 centros comunitarios de cuidado, pero tienen que ser formalizados, tener recursos, estándares de calidad. Es más complejo que ladrillos, se necesita una mirada más integral, y desde UNICEF siempre vamos a apoyar y elaborar recomendaciones como organismo de asistencia técnica que somos.