En los últimos meses y luego de asumir al frente del Poder Ejecutivo,  la dirigencia política tucumana y hasta nacional, una parte del propio oficialismo como la opositora tildó de tibia e indecisa la postura del mandatario local Juan Manzur en materia de la toma de decisiones en la provincia. Muchas versiones de pasillos y de cafés apuntaban a que Manzur  primero debía consultar a su mentor José Alperovich antes de decidir  sobre la provincia. Estas interpretaciones surgen a raíz de la falta de atención para algunos sectores por parte del mandatario.

Todas estas versiones y especulaciones quedaron truncas ayer luego de la reunión que mantuvo el titular del PE, con los intendentes, que algunos faltaron, otros asistieron porque venían pidiendo está reunión. En resumen, Manzur, fue práctico y sencillo. Primero; pidió  disculpas a los jefes comunales por no tener tiempo para recibirlos y mantener encuentros de trabajo con cada uno y por separado. Segundo;  les pidió que sigan trabajando con el equipo del Ejecutivo, con ministros y  con el vicegobernador Osvaldo Jaldo.

Sin embargo, lo que sucedió en la reunión y que abre un nueva puerta de análisis para tener en cuenta; es que Manzur marcó la cancha quizás por primera vez desde que asumió diciendo que, él es el Gobernador  de los tucumanos y que las decisiones las afronta como  tal, no hay otro gobernador. Además, el ex ministro de salud  a nivel nacional les dijo a los intendentes que no se confundan que por más que mantenga buenas relaciones con el gobierno nacional o sectores de la oposición local,  Manzur no dejará de ser peronista.

La frase en varias oportunidades caló hondo en la dirigencia y sobre todo en aquellos que creían  que al PE lo dirigían desde una banca del Senado. El mensaje por estas horas seguramente ya llegó aunque también se aclaró que las relaciones entre el actual y el ex gobernador son muy buenas.

Por Diego Tomas