Para la mirada sesgada de la Justicia, Analía Eva “Higui” Dejesús estaba presa en una comisaría de Villa Maipú desde el 16 de octubre pasado por herir de un puntazo a un hombre que luego murió. Pero Higui carga con todos los estigmas que es capaz de crear la mirada judicial: es mujer, morocha, pobre y lesbiana.
Por lo tanto, su testimonio de haber sufrido un intento de violación y empalamiento no es tomado en cuenta; de hecho, las ropas que le desgarraron nunca fueron peritadas en busca de manchas de semen, pelos y otros rastros; las marcas en su cuerpo de los golpes que le aplicó la patota –Higui dijo que la perseguía desde hacía años por ser lesbiana– no fueron registradas; el detalle de que llevaba un cuchillo porque esa patota le había prometido “te vamos a violar así te corregimos”, no está considerado como un argumento para la legítima defensa; que cumpla con todos los estigmas sociales para ser perseguida, tampoco es considerado porque esos mismos estigmas pesan sobre la justicia para no creerle.
Agrupaciones feministas y una red de abogadas y especialistas de género visibilizó su caso y fueron por más ante la justicia de Malvinas Argentinas: Los manuales de Derecho Penal no tienen género: para la justicia son todos iguales.