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“Hace más de 30 años que vivo acá y pierdo todo cuando que crece el río y nos inunda”

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El testimonio de Sara Núñez, de 76 años, quien es una de las primeras residentes del barrio San Roque ubicado sobre la margen norte del río Gastona.
Sara Núñez, es jubilada, tiene 76 años y fue una de las primeras residentes del barrio San Roque ubicado sobre la margen norte del río Gastona. Cada año cuando el río crece el barrio se inunda. A pesar que se ha inundado muchas en la cabeza de “Doña Sara”, como la conocen en su comunidad, no cabe la posibilidad de dejar su casa aún cuando sabe que en el verano deberá estar atenta, para sacar las pocas cosas que tiene, cuando el agua le llegue a hasta su manzana. 

“Hace más de 30 años que vivo acá, me inundé todas las veces que creció y desbordó el río Gastona. Perdí todo, hasta tuve que dejar de lado un comedor que tenía donde comían diariamente más de 150 niños del barrio, ya que en la última inundación de 2015 me llevó todo”, recuerda, Sara, con sus ojos llorosos. 

Núñez vive a unos 300 metros en línea recta del Gastona, del otro lado sobre la margen sur se puede divisar entre medio de los árboles algunos caseríos que pertenecen al barrio Obrero de Concepción. San Roque se formó como un asentamiento en condiciones muy precarias hace un poco más de 30 años y se encuentra dentro de la jurisdicción de la Comuna de Arcadia. “Cuando yo vine al barrio ni luz en las calles había todavía, era una boca de lobo. Solo existían unas cuantas casitas y para llegar a la mía había que transitar por un sedero angosto como de hormigas. No había nada ahora se pobló todo y hay casas de material”, remarca. 

La vecina se queja cuando piensa que los políticos se acuerdan de este poblado solamente en épocas de elecciones y tienen que esperar al menos 4 años para que alguien les acerque alguna ayuda. Y reconoce que los últimos 20 años nada cambió en la zona.

“Esto es tierra de nadie, en el tiempo de las elecciones en las calles del barrio se ven desfilar a los políticos de todos los colores, pero después, no le vemos la cara nunca más. Aquí vivimos mucha gente trabajadora y familias con muchas “criaturitas” pero pareciera que a nadie le importa lo que les que pueda suceder. Hace dos años prometieron que nos iban reubicar en otros terrenos para que no tengamos más problemas con el río, pero hasta aquí no pasó nada. Ni el gobierno nacional, ni provincial, ni el comunal nos dan una respuesta”, sostiene.

“Doña Sara” durante más de 15 años trabajó como encargada de un comedor comunitario que lo había montado en su misma casa.Al lugar asistían diariamente más de 150 niños pero lo tuvo que cerrar porque el agua terminó rompiendo o llevando lo poco que tenía. “No sé cuántas veces tuve que comprar sillas, banquetas, mesas, heladeras, en cada inundación el agua se llevaba o me rompía todo; imaginate una vez llegó hasta los 3 metros de alto nos tapó la casa. Ya hace tiempo que dejé de cocinar para esos angelitos ya estoy cansada fueron muchos años pero siempre los recuerdos a todos lo que pasaron por aquí por mi humilde mesa”, comenta con la voz quebrada.

Aunque se hicieron algunos trabajos sobre el lecho del río Gastona, la vecina, advierte que no son suficientes y que como cada año deberán estar atentos para tratar de preservar lo poco tienen. “Yo soy pobre, no tengo muchas cosas. Trato de cuidar el colchón. Hace unos años tuve que tirar todo, hasta la ropa tenía podrida. Me quedaron unas fotos viejas”.

Antes de despedirse, Sara se toma el tiempo para sonreír y sostiene que el único que la pude ayudar en estas circunstancias es Dios. “Yo soy de rezar mucho, aquí diosito es el único que nos puede ayudar, ojalá, le pido, que este verano no sea muy “llovedor” así podemos estar tranquilos”, concluye.

Por Rafael Medina.