Los aumentos en alimentos, tarifas y combustibles empujaron el Índice de
Precios al Consumidor hasta el techo de las estimaciones privadas, que
oscilaban entre 1,7% y 1,8%. Así, la inflación se mantiene en 25% en la
comparación interanual, unas décimas encima de lo que acumuló en todo 2017.
La inflación núcleo -que es la que prefiere analizar Federico Sturzenegger para
evaluar la política de contención de precios y que excluye las subas de los
regulados- fue de 1,5% en enero contra diciembre y trepó 21,1% en 12 meses. Un
nivel que se mantiene elevado en función del objetivo del Gobierno de no
superar el 15% de inflación este año.
Tampoco sorprendió que por impacto de los ajustes tarifarios, los precios de
los bienes hayan subido menos que los de los servicios. Los primeros
registraron un 1,6% de aumento y los servicios crecieron 2,1%.
Los resultados del INDEC ayudan a entender mejor por qué el Banco Central
interrumpió la secuencia de reducción de la tasa de interés que había iniciado
en enero último. Sturzenegger conocía de antemano el dato que ayer divulgó el
ente que comanda Jorge Todesca, quien hace un par de semanas reconoció en
público que había funcionarios del Gobierno que reciben anticipadamente los
informes estadísticos que son relevantes para su gestión. Últimamente, el dato
de inflación acapara la mayor atención en Reconquista 350.
Aunque los funcionarios del Gabinete económico (es decir, varios ministros y el
jefe del BCRA, más el presidente del Banco Nación que ayuda a apagar incendios
con el dólar, y algún otro influyente de la Casa Rosada) comparan los datos
actuales con la performance de 2017, lo cierto es que la desaceleración de la
inflación contra el año pasado no avanza al ritmo necesario para cumplir la
meta 2018 autoimpuesta por el Gobierno y que fue ampliada del 10% al 15% en
diciembre pasado.
Los analistas privados -tal como queda expresado en el Relevamiento de
Expectativas- ven la inflación anual más cerca de 20% que de 15%. Y también el
BCRA, que prefirió dejar la tasa en 27,25% desoyendo los deseos del ala
política que pretende reanimar la anestesiada recuperación económica antes que
el malhumor social gane más espacio.
La apuesta oficial es que los mayores aumentos de tarifas se concentren en el
primer trimestre y que la inflación de este período no supere el 5%. Una
aspiración ambiciosa pero realista, a la luz de los ajustes que todavía faltan
aplicar y otros que se están incubando. Por caso, ayer trascendió que las
distribuidoras de gas prevén pedir luz verde del Gobierno para aplicar otro
aumento de hasta 43% en abril. Y aún restan subas en electricidad y transporte.
Más las naftas, un mercado donde la estatal YPF marca el ritmo -imperturbable a
las necesidades del oficialismo- que pone los pelos de punta en Hacienda y el
BCRA.
Para colmo, en enero los factores estacionales también aportaron lo suyo a la
inflación, sobre todo por las vacaciones. Rubros como recreación y cultura
(+3,5%), restaurantes y hoteles (+2,9%) encabezaron los aumentos de precios. Un
poco más atrás se ubicaron bebidas alcohólicas y tabaco (+2,3%), transporte
(+2,2%), y alimentos y bebidas no alcohólicas (+2,1%).
Para empeorar un poco más las cosas, los precios mayoristas también subieron
más que lo esperado. Según el Índice de Precios Mayoristas (IPIM) de enero que
publicó ayer el INDEC, se registró una variación de 4,6% contra diciembre. Los
precios de los productos nacionales subieron 4,4% y los de los importados un
7,1%.
Si quedaba alguna duda sobre el impacto en precios de la suba del dólar en las
primeras semanas del año nuevo, el INDEC la despejó. El pass trough pegó fuerte
en los costos de producción y los analistas advierten que no pasará mucho hasta
que llegue a los precios minoristas. Por ahora, todo indica que el Central
tiene buenas razones para no bajar más la tasa.
El INDEC confirmó que la inflación fue 1,8% en enero
Las mayores subas se dieron en servicios, por el ajuste de las tarifas. Crece la duda que se pueda cumplir la pauta del 15% para este año.
El INDEC confirmó ayer que la inflación de enero alcanzó el 1,8%,
un dato que el organismo de estadísticas anticipó al Banco Central y que fue
clave al momento de definir qué hacer con la tasa de interés.