Daniel Angelici llegó temprano este viernes a Casa Amarilla. Estaba furioso. Había quedado indignado por la actuación en Mendoza. Quería hablar cara a cara con el cuerpo técnico y los jugadores. Primero se juntó con Guillermo y sus asistentes. Luego, con los futbolistas.

El presidente fue más duro que nunca. En el primer contacto que tuvo con el cuerpo técnico, Angelici ni siquiera dejó espacio para la respuesta. El presidente les dijo que viven quejándose y que ahora tienen que resolver el problema futbolístico. Les marcó que hasta ahora venían ganando por las individualidades y no por lo que estaba haciendo como equipo.

Luego habló con todos los futbolistas. Les manifestó que quedaron en la historia negra del club por la final que perdieron ante River. Les recriminó que fallaron en la actitud y en el juego. Les aclaró que no le temblará el pulso para echar a nadie. Les exigió que se hagan cargo de lo que ocurrió. Les dijo que tienen que ganar no sólo el domingo. También deben ganar el torneo y la Copa. Los jugadores escucharon al presidente en silencio.

El único que pidió la palabra sobre el final fue Pablo Pérez, quien le aseguró que se iban a hacer cargo de la situación y que iban a revertir lo que ocurrió en Mendoza.

El presidente llegó al complejo Pedro Pompilio temprano y, luego de la práctica, mantuvo una charla con los jugadores y les advirtió a todos: “Algunos jugaron como un partido de verano. No me va a temblar el pulso para echar a alguno de ustedes”.

Y agregó: “No vine ayer porque si venía, no sé quiénes quedaban en el plantel. Quedaron en la historia negra del club. Boca no puede dar esa imagen”, recalcó Angelici, dando como ejemplo que aún se sigue hablando de la anterior final entre el Xeneize y River disputada en el 1976 con el recordado gol de Rubén Chapa Suñé./ole.com.ar