Inicio / Sociedad / Murió el periodista Alberto Núñez

El último doble de un diminuto gigante

- -
El "Petiso" Alberto Nuñez, de importante bigotes en esta imagen, a lo largo de inmensa carrera profesional se ganó el reconocimiento y aprecio de sus compañeros. Era imposible no encariñarse con alguien que te abría sus brazos de amistad y te extendía una mano para "laburar" con un verdadero espíritu de equipo. Ampliar
El fue el relator más joven de América. Aunque, en la intimidad, lo martirizaba de que era el narrador más chiquito de América o el más cabezón del nuevo continente. Tal vez, el más bajo de las Américas.

Claro está, la chanza es sólo para evitar que las lágrimas me desdibujen la sonrisa y la tristeza no me condene a la desolación. Si bien es cierto le decían “el petiso”, era un gigante como persona, como profesional y como amigo. Pero él, que tanto imploraba que el corazón lo aguante (Tal cual lo hacía en las emotivas transmisiones de los partidos clasificatorios y de instancias finales tanto de los campeonatos Argentinos, Anual tucumano, Liga Nacional y Mundiales de Básquet) agotó el suyo luego de sobrellevar esa cruel, invasiva y fatal enfermedad como es el carcinoma (cáncer).

Alberto Anselmo Ñúñez dejó este mundo terrenal, a las 4.45, de la madrugada del lunes 3 de diciembre. El singular integrante de la empírica escuela de periodistas que fue la revista oral diaria “Barómetro Deportivo”, que dirigía Alberto René Suter, en la desaparecida LW3 Radio Splendid, gritó el último doble en el último mes de 2018.

En la década del 70 compartí con Alberto la redacción del semanario “Ovación” y luego, la del diario “El Pueblo”. También coincidimos en la elaboración de “La Tarde”. Sin embargo, antes de esas experiencias nos encontramos, en un efímero período de dos meses, en la agencia de noticias Télam. Aunque, alguna vez, fuimos competencia en el micrófono y en el periodismo escrito, construimos una amistad sólida, sin tapujos ni condicionamientos.

Solidario, generoso, de remarcada sensibilidad social y origen humilde, siempre fue correcto y solícito con el prójimo. Fuimos vecinos de cabinas y de alojamiento en los argentinos de Comodoro Rivadavia, Chubut (1975), San Juan, Mendoza, San Francisco, Córdoba (1987), Goya, Corrientes (1994). Fui testigo de su debut como narrador de baloncesto en Canal 9, de Buenos Aires en los noventa. Junto al incomparable José María Campanielo. Además, tuve la oportunidad de reemplazarlo en dos o tres oportunidades en el equipo de “Encestando”, que operaba a través de LV7.

“El cabezón” Núñez después de ocupar la Dirección de Prensa de la Presidencia de la Nación, durante los períodos de Carlos Saúl Menem y de Néstor Kirchner, retornó a Tucumán. Como “La Tarde” había cerrado se incorporó al staff de” La Gaceta”. Así fue que volvimos a coincidir en un medio escrito. Escriba y referente del baloncesto provincial, nacional e internacional. Fue asesor y hombre de consulta del actual presidente de la Federación Internacional de Básquetbol Asociado (FIBA), el contador tucumano Horacio Muratore. Al respecto escribió un libro sobre el encumbrado directivo.

Padre de tres hijos (Guadalupe, Rodrigo y Julieta), fue el epicentro de su familia paterna-materna y de la de su descendencia. Devoto cristiano, humilde colega y amigo de códigos éticos y nítidos. Festejaba dos veces su onomástico. El día que nació y el que figuraba en su documento, cuando fue registrado.

Actualmente estaba jubilado de La Gaceta y de Radio Nacional. Pero seguía despuntando su pasión de hombre de radio en Metropolitana.

El “petiso” era un tipo querible. Cosechero de amigos y ejecutante de gauchadas y favores, al por mayor. Una persona de activa sociabilidad y firmes convicciones cristianas.

Padre por formación, principios, convicciones y afectos. Por eso un calificado anfitrión de conclaves y reuniones, donde la sabrosa comida y la espirituosa bebida estaban siempre presente.

Hoy ya no habrá más humo en la terraza del gigante de Laprida al 100. Tampoco, polémicas sobre estilos, criterios, modos o maneras de hacer periodismo. El silencio volverá a reinar en esa azotea donde la amistad era un culto, leal e inquebrantable, entre varios de la docena o de las más de dos decenas de convocados. En ese espacio, embriagado de noches estrelladas y de confesiones empíricas, los recuerdos también coqueteaban entre las sombras y las luces. Pero, ahora sólo las ausencias habitarán las medianoches y los amaneceres.

A veces, la nostalgia era ineludible entre los protagonistas. Las anécdotas brotaban como manantial entre los narradores de esos cónclaves. Mañana los herederos de esas convocatorias, si los hay, tomarán la posta. Pero será distinto. Igual que el periodismo después de la llegada de internet y las redes sociales. El periodismo de la bohemia y el romanticismo fue encarcelado en el pasado reciente. Y más aún, ahora que los últimos poetas de la pluma, la palabra y las imágenes iniciaron el éxodo hacia el retiro eterno.

Bien vale la pena recuperar aquel proverbio árabe que, el siempre evocado colega y maestro Antonio Ramón Benejan, no sólo difundía y repetía, sino también ponía en práctica: “Cuando tu naciste, todos reían y sólo tú llorabas. Haz tu vida de tal forma, que cuando tu mueras todos lloren y sólo tu rías”./Alberto "Tito" Elsinger