Un clásico en los fines de semana comenzó a mermar para las
familias argentinas: los comercios dedicados a la venta de pizzas y empanadas
se convirtieron en nuevas víctimas de la crisis económica. Los altos costos de
los servicios fue el golpe final para unos 400 comercios que tuvieron que
cerrar sus puertas.
Según informó Javier Labaké, titular de la Asociación de
Propietarios de Pizzerías y Casas de Empanadas (Appyce), en una entrevista con
El Destape Radio, “el cierre de 400 pizzerías implica la pérdida de más de 1600
puestos de trabajo”.
En ese sentido, detalló a Página 12: “En el último año el
servicio de gas subió un 233 por ciento y la energía, un 69 por ciento. En la
cocción se utiliza mucho gas pero también electricidad para mantener la
temperatura del salón con los aires acondicionados, el agua, un 26 por ciento y
el impuesto inmobiliario, un 27 por ciento".
Además explicó que a los servicios se le sumaron otros altos
costos: "Las paritarias fueron de 43 por ciento, el alquiler creció un 30
por ciento en promedio. Dentro de los ingredientes la harina aumentó un 200 por
ciento y la muzzarella, un 55 por ciento; el tomate redondo fresco, un 80 por
ciento y la cebolla, un 90 por ciento”.
En el mismo sentido, un clásico como la pizza de muzzarella subió en promedio un 41 por ciento, por debajo del incremento de los costos. Aunque el maestro pizzero reconoció que dentro del rubro gastronómico no son los más afectados: "Las pizzerías sienten un poco menos el bajón de ventas porque sigue siendo una opción más accesible en términos relativos frente a los restaurantes. Una cosa es comer un bife de chorizo cada uno y otra cosa es compartir una pizza. Sigue siendo una opción posible incluso en este contexto".