Manzur y un triunfo arrollador en clave nacional

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El oficialismo barrió con Alperovich, Cambiemos y los restos del bussismo. La apuesta por la unidad de la oposición a nivel nacional posiciona al reelecto gobernador como un jugador a tener en cuenta por el caudal de votos que aporta.

Con la lógica demora fruto del festival de acople que fueron las mesas de votación, no quedó otra alternativa que armarse de paciencia para esperar los resultados. Las perlitas propias de cualquier votación por estos pagos sirvieron para mitigar la impaciencia. Las fake news hicieron el infaltable aporte desde temprano con ese afán de sus anónimos divulgadores de viralizar en las redes cualquier estupidez. Habrá que acostumbrarse, parece, o bien apagar el teléfono lo que no suena tan ilógico si se pretende al menos un  par de horas de paz, lejos de la basura que inundan el ciberespacio, delicias que nos trae la tecnología por estos días.

Mientras tanto,  Manzur observaba como se armaba el escenario frente a la Casa de Gobierno. Del senador José Alperovich se conocía poco y nada después de las 18.00. Silvia Elías de Pérez seguía denunciando fraude, y con toda seguridad lo seguirá haciendo en los próximos días. Ricardo Bussi se regodeaba con  la satisfacción del deber cumplido, imaginado que tal vez podría haber tenido una mejor elección, pero sus ambiciones de convertirse en el Jair Mesías Bolsonaro tucumano deberán esperar otra elección y ya van varias. Rarezas de un candidato que despotrica contra la política y no se le conoce otro trabajo que el de legislador o concejal, o sea que siempre vivió del Estado y del sistema que asegura es necesario dinamitar.

Lápiz en mano, Manzur le daba los últimos retoques su discurso, que a diferencia de otros gobernadores, le puso un acento nacional.  Es más, se esmeró especialmente en hacerlo. Después de todo, Manzur fue uno de los primeros caciques comarcales que salió a ponerle límites a Alternativa Federal, ese mal llamado tercer espacio creado por Juan Schiaretti (amigo personal de Mauricio Macri), Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto  con la clara intención de dividir a la oposición y facilitar la reelección del actual Presidente. Y Manzur lo hizo antes de que se conociera que Alberto Fernández sería el candidato a presidente de Unidad Ciudadana junto al Partido Justicialista. A partir de la movida manzurista otros gobernadores, como Sergio Uñac de San Juan y Gustavo Bordet de Entre Ríos salieron a pedir la unidad opositora luego de barrer con macristas y radicales en las elecciones de sus respectivas provincias. Sergio Massa, quien esperaba, la respuesta de los mandatarios provinciales para anunciar desde que trinchera daría la batalla, tomó nota del cambio de expectativas y abrió el período de negociaciones que todavía no alumbraron resultado alguno, pero todos intuyen cual será el desenlace.

Además, a pesar de que política y  matemáticas generalmente no suelen llevarse bien, Manzur cuenta los votos de Alperovich tributando a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones nacionales, y efectivamente debería darse así, al menos un altísimo porcentaje, con lo cual Tucumán aporta un caudal nada despreciable para una disputa electoral que pinta cerrada.

Ya llegará el momento del análisis frío para estudiar  los números y el tiempo necesario para evaluar qué será de los peronistas díscolos, José Alperovich y Germán Alfaro. El intendente ya intuye que la marca Cambiemos no tiene futuro en Tucumán y seguramente los acompañará hasta la puerta del cementerio sin dar un  paso hacia el más allá. No sería de extrañar que a la hora de votar a nivel nacional la maquinaria electoral de la Capital se mueva en la dirección contraria a Mauricio Macri.