“Educando a la memoria” es el nombre que los chicos pusieron a su trabajo. Allí se contemplan relatos de familiares y vecinos vinculados a la dictadura militar. Según explicaron, la iniciativa tiene un doble propósito: aprender lo que sucedió y concientizar evitar su olvido.

“Me di cuenta que los chicos conocían muy poco sobre todo esto. Junto a los padres, empezamos leyendo libros muy representativos como Nunca más o La historia de los lápices. En paralelo, los niños fueron descubriendo por su cuenta relatos de allegados sobre los años de la dictadura”, dijo a Primerafuente la docente Paula Mercado.

“Una compañera de la escuela contó que tenía un tío desaparecido y que su padre, a su vez, también estuvo secuestrado. Ejemplos como ese se encontraron varios y así los chicos fueron descubriendo relatos muy duros y cercanos a ellos sobre lo que pasó entonces”, agregó Mercado quien resaltó el apoyo tanto institucional como de las familias de los alumnos para avanzar en el proyecto.

Como un rompecabezas, Bianca Jiménez, a sus 11 años, comienza a unir relatos que le permiten resignificar lo que fueron los años de plomo en nuestro país. “El 24 de marzo de 1976, justo el día que comenzó la dictadura, mi abuela se enfermó porque tenía que dar a luz a mi papá y a su mellizo. 

Fueron en ambulancia y a la altura del puente de Banda del Río Salí los militares los pararon. Hicieron que se ella se levantara el vestido para ver si llevaba armas y si de verdad estaba embarazada. Luego, varias cuadras antes de llegar al sanatorio, no dejaron que la ambulancia avanzara por lo que mi abuelo debió cargarla en brazos hasta lograr que la atiendan”.

Fernanda Vallejos definió el trabajo realizado con sus compañeros como “emocionante”. “Me sorprendió que haya personas que aún no conocen su verdadera identidad. No está bien que la gente sólo conmemore estos hechos cada 24 de Marzo y luego se olvide”, afirmó en consonancia con el propósito de su trabajo.

 

A Walter González, también resaltó la búsqueda de la verdadera identidad de los bebés secuestrados como uno de los aspectos que más lo sensibilizaron durante su aprendizaje. “Me llamó la atención la búsqueda de su real historia e identidad de esos chicos. Muchos de ellos se sentían como bichos raros en sus familias sin conocer su verdadera historia de vida ni a sus padres reales”. 

“Educando a la memoria” logró destacarse en ferias de ciencias regionales que le abrieron las puertas para concursar en una instancia provincial que se realizará en agosto. Hasta entonces, los chicos y sus familias visitarán al Pozo de Vargas y al ex centro de clandestino de detención Escuelita de Famaillá. (Por Esteban Stanich)