En Ecuador, la habitual receta del FMI no ha hecho más que confirmar la experiencia histórica: jamás ha cerrado sin represión. El gobierno de Lenín Moreno –verdadera y brutal expresión de la restauración neoliberal en el país hermano- no ha dudado en ahogar en sangre a la legítima rebelión popular protagonizada, fundamentalmente, por las 13 naciones indígenas que representan a más de un cuarto de la población.

Con muertos, centenares de heridos, un número indeterminado de desaparecidos – muchos de ellos menores de edad- y más de 1500 detenidos, el pueblo ecuatoriano resiste denodada y heroicamente en las calles a pesar de la militarización de Quito y la implantación del toque de queda.

Desde nuestra Central nos solidarizamos con esa lucha y exigimos, a coro con nuestras hermanas y hermanos del Ecuador, el inmediato cese de la represión y del estado de sitio, la apertura de un canal de diálogo con las organizaciones representativas de la resistencia –en particular las de las naciones originarias- y la restitución de los subsidios a los combustibles. Asimismo, denunciamos y hacemos responsable a Lenín Moreno, y a todo su gobierno, por los crímenes perpetrados por las fuerzas armadas y de seguridad contra el pueblo indefenso, al tiempo que sumamos nuestra voz al reclamo internacional de adelantamiento de las elecciones en aquel país.