En diálogo con Radio Prensa, Gijena opinó sobre la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT), quien esta semana confirmó la separación de la fiscal Adriana Giannoni de la causa en la que es investigado junto a su esposa Cecilia Ousset, y tras aclarar que “siempre estuvo tranquilo porque confiaba en la Justicia tucumana”, reafirmó que “no hemos cometido ningún delito sino que éramos perseguidos por haber garantizado un derecho al cual la fiscal se opone”.
“Lo que ocurrió en realidad fue que hubo una vulneración absoluta de los derechos de una nena de 11 años, que fue violada, que quedó embarazada, y a la cual el Estado obstaculizó su derecho a solicitar la interrupción legal de su embarazo (ILE)”, agregó.
El fallo de la Corte confirmó la decisión adoptada por el vocal de la Cámara de Apelaciones, Enrique Pedicone, quien separó a la fiscal del caso por considerar que existe “temor fundado de falta de objetividad”. En su resolución, Pedicone consideró que Giannoni podría no proceder de manera objetiva por su postura ideológica expresa públicamente contra el aborto y de esa manera le dio la razón a las organizaciones que asumieron la defensa de Gijena y Ousset, Andhes y Cladem, quienes cuestionaron la parcialidad de la fiscal porque su “posicionamiento político/ideológico no le permitiría actuar según las leyes actuales ni respetando los Tratados Internacionales de Derechos Humanos”.
Para Gijena, la sentencia de la CSJT es la confirmación de lo que vienen denunciando desde que fueron acusados por presunto homicidio agravado: “Giannoni desde el primer momento buscó evitar que se garantice la ILE y como no lo logró, quiso dar el ejemplo con nosotros para amedrentar a quienes quieran garantizar este derecho en el futuro”. En este marco, explicó que no todos los médicos del Sistema Provincial de Salud son objetores de conciencia “sino que la fiscal generó temor en los médicos que quisieron intervenir amenazándolos con que podrían enfrentar consecuencias legales”. “La tortura de esta niña nunca debería haber comenzado. Pero una vez que inició con la violación, esta locura tendría que haber terminado en febrero cuando acudió por primera vez a los efectores de salud. Lamentablemente el sistema no funciona así”, añadió.
Sobre el estado de salud de “Lucía”, destacó que “hoy ella puede vivir como deben vivir las niñas de su edad. Esperamos que esto solo sea un mal recuerdo en su vida y ella pueda desarrollarse en toda su potencialidad”.
Consciente de que su intervención cambió la vida de la niña para siempre, Gijena no duda de que volvería a actuar de la misma manera, a pesar de que hacerlo le valió un calvario personal y a su familia. “Recuerdo cuando llegué al hospital y vi a esta niña con su panza, con sus dientes de leche, pidiendo que por favor pararán la tortura que estaba viviendo. Hoy la veo y esta yendo a la escuela, siendo feliz. Lucía esta preciosa, muy bien de salud y contenida en todo momento. Hoy, cuando la veo, y la veo bien, entró en razón de que todo valió la pena. Si me preguntan, por supuesto que lo haría de nuevo sin pensarlo”, sentenció.
