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Los animales van tomando las calles de algunas ciudades ante el aislamiento por el coronavirus

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Los ciervos en Nara son venerados como ningún otra especie. Desde que comenzó el brote por el COVID-19, la antigua capital de Japón se ve invadida por centenares de ellos que ante la ausencia de turistas se extienden más allá de sus límites.

Los tours son cancelados. Los restaurantes están vacíos. Y los templos centenarios están más tranquilos de lo habitual en la antigua capital de Japón, golpeada por la pandemia de coronavirus.

Todo Nara está sufriendo -junto a sus templos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO cerrados- mientras el país combate el COVID-19. Todos excepto el venado.

La vida cotidiana del animal atesorado de la ciudad permanece prácticamente sin cambios. Mientras que la mayoría de los ciervos permanecen dentro de los límites de su parque cubierto de hierba, algunos se dirigen a tiendas de regalos y restaurantes al otro lado de la calle del parque. Los venados tienen el derecho de paso, y los conductores lo honran.

Menos turistas solo significa un poco más de competencia por las golosinas sin azúcar o “galletas de venado”, que en su mayoría están hechas de harina de trigo.

Una pila de galletas se agota rápidamente cuando una docena de ciervos pululan alrededor de un comedero generoso, asintiendo con la cabeza como si estuvieran haciendo una reverencia al estilo japonés. Cuando termine de alimentarse, simplemente levante las manos vacías hacia el venado. Se dispersarán mágicamente.

En otras ciudades 

Los cisnes nadando en las aguas cristalinas de Venecia fueron solo un adelanto de lo que está ocurriendo en todo el planeta. A medida de que las cuarentenas por la pandemia de coronavirus se generalizan en el mundo, la naturaleza parece retomar sus derechos en ciudades vaciadas de sus habitantes.

Los animales que viven en la periferia se aventuran ahora en los centros urbanos en busca de comida. En la ciudad de Barcelona, los jabalíes bajaron de la cercana montaña de Collserola y llegaron hasta calles y avenidas del centro, dónde nunca antes se les había visto.

En el pueblo de Chinchilla, en el sur de España, fueron unas cabras las coparon las calles de la ciudad mientras que en Cagas del Narceo, en Asturias, vieron a un oso pardo merodear por el barrio.

Según contaron expertos al diario 20 minutos, los animales que se vieron en las ciudades pertenecen en general a especies consideradas "oportunistas", que se alimentan de los restos dejados por los humanos, y se espera que vuelvan a su hábitat cuando las calles retomen su normal bullicio.