El histórico dirigente sindical y actual secretario de DD.HH de la CTA de los Trabajadores, Victorio Paulón, en conversaciones con el programa “El Conejo Negro”, que conducen Oscar Gijena y David Correa, señaló que la pospandemia estará marcada por la resistencia del movimiento nacional y popular a los intentos desestabilizadores de los sectores más concentrados de la economía.
Antes que nada, Paulón recordó que el país “ya estaba fundido
cuando se fue Macri” y señaló que “el suyo fue un mandato que se transitó en
recesión y que estuvo marcado por los ataques al sindicalismo, a los derechos
laborales y a la Justicia laboral”. “Sobre eso asumió Alberto Fernández y a eso
se le vino encima la crisis global que desencadenó la pandemia, que ya es peor
que la de la década del `30 del siglo pasado”, agregó.
En este contexto definió que la pospandemia estará plantada
en dos términos antagónicos: por un lado, la postura de los grupos más concentrados,
a quienes identificó con referentes como José Martínez de Hoz, Domingo Cavallo
y Mauricio Macri; y por el otro, la postura nacional y popular.
“En este camino –señaló- se está gestando un movimiento
nacional del trabajo y producción, con los representantes de las Pymes, del cooperativismo,
de la industria nacional, del sector agropecuario, la Corriente Federal de los
Trabajadores y la CTA de Hugo Yasky”.
Este nuevo movimiento, aseguró Paulón, será una alternativa económica a “las
recetas neoliberales de siempre, que apuntan a bajar el salario, a reducir
derechos laborales y al modelo agroexportador”.
Por otro lado advirtió que tarde o temprano el “bombardeo
permanente” de estos grupos (entre los cuales mencionó a la Asociación Empresaria
Argentina, que cuenta con el respaldo de la cúpula de la CGT), “que han dado claras muestras de que no van a
dejar gobernar”, conllevará a una confrontación
en todos los escenarios posibles: política, parlamentaria y callejera.
En este sentido aclaró que para sacar al país adelante se
necesita la unidad del movimiento obrero con todo su potencial desplegado. “Históricamente,
cuando las cosas se pusieron difíciles y hubo que sacar las papas del fuego, fue
el movimiento obrero el que siempre estuvo ahí. Esta nueva etapa que vive el
país representa un desafío para todo el sindicalismo”, subrayó.
En esa lucha, el rol de los movimientos de mujeres –consideró- también es fundamental en esta nueva etapa de la Argentina. “Los pañuelos verdes son hijas de los pañuelos blancos de plaza de Mayo y hoy representan la resistencia callejera y que también irrumpe en los sindicatos. Es algo novedoso y renovador, que democratiza la estructura sindical”, sentenció.