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Salarios: vuelven las cláusulas gatillo a las paritarias

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El gremio Utedyc la introdujo en la revisión de su acuerdo salarial de este año, que marcó una suba de 72 por ciento.

La escalada inflacionaria reabrió las puertas para las cláusulas gatillo en las paritarias. El primer caso de un gremio nacional en incorporarla fue esta semana la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc) en su negociación con el sector mutualista. El acuerdo contempló un aumento salarial para este año de 72%, por encima del promedio de la ronda de discusiones de 2022, pero más importante aún consagró un ajuste automático en caso de que la variación de la canasta básica se ubicara por encima de esos valores.

La herramienta llegó a utilizarse durante un pico inflacionario en el último gobierno de Cristina de Kirchner pero las administraciones sucesivas habían bloqueado su aplicación por entender que representaba la indexación de una variable de la economía. Para cualquier gobierno un mecanismo de esa naturaleza sólo puede ser indicio de una dinámica inflacionaria descontrolada y dar pie a la actualización automática de otros contratos.

La paritaria firmada entre Utedyc y las cámaras mutualistas CAM y la Conam revisó esta semana las pautas acordadas meses atrás y dispuso un aumento adicional de 43% que llevará la suba total hasta fin de año a 72% y el sueldo inicial de la actividad, para entonces, a $126.232. El esquema de subas pactado para este año se fijó con un 12% desde marzo; 8% en mayo; 9% en junio, en la primera discusión; y esta semana se agregó 20% en agosto; 13% desde octubre y el 10% restante, a partir de diciembre.

El punto más notable del acta es la inclusión, en enero, de una cláusula gatillo de ajuste en caso de una disparada inflacionaria. Se trata de un mecanismo más rígido que las pautas de revisión, que dependen del acuerdo de empleadores y representantes sindicales para cobrar vigencia. El quinto punto del acta señala: “las partes acuerdan que los básicos salariales del mes de enero se incrementarán, con carácter no remunerativo, automáticamente en el porcentaje que resulte de la diferencia entre el 72% de aumento pactado para 2022 y el incremento el IPC (índice de precios al consumidor) acumulado mes a mes desde enero a diciembre de 2022”.

La salvedad que plantea el entendimiento es que si la diferencia entre el número de aumento ya resuelto y la inflación estuviera por encima del 10% el saldo se liquidará de manera paulatina hasta ese valor en los meses siguientes. Es decir: si la suba del IPC de 2022 totalizara 80%, el 8% remanente se pagará con los sueldos de enero; en cambio, si la inflación anual alcanzara el 90%, en enero habría un ajuste extra de 10% y en febrero la diferencia quedaría saldada con otro extra de 8 por ciento. Con una inflación de 100%, en enero los trabajadores percibirían 10% adicional; en febrero, 10% más y el cierre llegaría en marzo, con 8 por ciento.

El dato es por ahora aislado pero clave si se tiene en cuenta que la inmensa mayoría de los sindicatos cerraron este año aumentos salariales en el rango de entre 60 y 65 por ciento al cabo de dos rondas de paritarias, y que restará al menos una más en caso de avanzar con el objetivo declarado por el Gobierno de salarios por encima de la inflación. La tercera ronda, ya signada por la gestión de Sergio Massa en Economía, podrá tener con las cláusulas gatillo una herramienta de uso con renovada vigencia a partir del caso de Utedyc.

A mitad del segundo mandato de Cristina de Kirchner las cláusulas gatillo se generalizaron en los acuerdos salariales hasta que la Casa Rosada terminó por bloquear su uso para evitar la indexación de otras variables. Los gremios que tuviesen la fortaleza suficiente para imponerlas debían maquillarlas como “cláusulas de revisión” o mecanismos de renegociación atados a una disparada del costo de vida. Fue el caso de los mecánicos de Smata que desde entonces mantuvieron con estricta vigencia una indexación salarial por trimestres atada al IPC de cada período, una vez finalizado. Con menor rigidez lo aplicaron otros sindicatos como el de Sanidad. Por Mariano Martín AMBITO