La tormenta se inició con una intensa caída de granizo, que dio lugar inmediatamente a ráfagas de viento muy intenso, lo que provocó voladuras de techos y tapias, además de daños a decenas de vehículos.

Los vientos también derribaron alrededor de 300 árboles, muchos de ellos arrancados de raíz, y la mayoría de los postes del tendido de la red eléctrica en el pueblo de unos 17 mil habitantes situados en el oeste de la provincia.

Fuentes de la empresa Telecom indicaron que se cortó el servicio de telefonía fija y celular por que los vientos cortaron la línea de fibra óptica, mientras que el intendente local, Antonio Vittar, estimó en más de un centenar las familias afectadas.

Una vecina llamada Patricia Noriega, al brindar un panorama de lo que había ocurrido, sostuvo que "piedras del tamaño de una naranja y vientos fuertísimos. Volaron techos y tinglados. Parecía que había habido una guerra". "Volaron tinglados, techos enteros. En los patios de las casas aparecieron tanques de agua y lavarropas, ha sido de terror, unos pocos minutos pero con una intensidad impresionante", añadió la mujer en declaraciones a Radio Panorama. "Anoche el panorama era desolador, volaron los techos de los clubes Instituto e Independiente, parecía que había habido una guerra", añadió.

La compañía eléctrica Edese declaró la emergencia y directivos, citados por el diario El Liberal, admitieron que se prevé que la energía eléctrica podía tardar varios días en volver a funcionar. La gobernadora santiagueña, Claudia de Zamora, ordenó asistencia inmediata y envío de personal de Defensa Civil y Policía de la Provincia, para ayudar a los damnificados.