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La historia de Luis Bejar, el cura que quiere ser intendente de Tafí Viejo

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Luis Humberto Bejar es miembro de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y ha vuelto a su Tafí Viejo natal luego de estar casi 17 años en Perú.

Se formó en Buenos Aires y estuvo en el Colegio Montserrat de Tucumán, dos años. Hizo la escuela primaria en la escuela Próspero Mena y en el colegio Nacional de Tafï Viejo. Después fue a la Universidad Católica de Buenos Aires y luego licenciatura y maestría en la Universidad de Arequipa, Perú, donde estudió teología y la maestría en Doctrina Social de la Iglesia.

Una vez graduado se abocó al servicio a la gente, tarea que venía madurando desde la infancia. Esa proximidad se centró en los que más sufren.

“A uno lo buscan para confesarse, para consultar sus problemas, para compartir una ronda de mate, para bendiciones para cubrir la parte sacramental en todo lo que es el acompañamiento pastoral”. Se ordenó a los 32 años en Perú donde comenzó haciendo bibliotecas populares y acciones para trabajar con los jóvenes estudiantes y con organizaciones barriales, con organizaciones del campo junto con la Hermandad. “Pasamos de una etapa sacramental a una parte más interna, a una acción más social”.

Es un sacerdote que no tiene una capilla a cargo. Ya no pertenece a los Sacerdotes Diocesanos sino pertenece a la diócesis de Huancayo que es la sierra central en Perú.

“Estoy en relación directa con el arzobispo de allá. Estoy ahora con una licencia por situaciones personales y por cuestiones de interés social”.

Bejar considera que no hay un Mesías en lo religioso y un caudillo en lo social: siempre esperamos que alguien salve situación, esto ya es histórico en la Argentina, dice.

A su juicio el Mesías es el pueblo. Agrega que la gente tiene que ir haciendo un proceso de sanación interna y de sanación social, de protagonismo para mejorar o recobrar el protagonismo. La gente está muy descreída de la política, de lo que le dicen: quiere un salvador y a la vez no cree en nadie, no cree lo que le dicen. Agrega “creo que eso hay que superarlo no es que haya que creerles. Hay que creer en nosotros mismos para mejorar una sociedad. Para mí la mejor ayuda es colaborar en la dignificación que es el protagonismo, porque el protagonismo cambia todo”.

Si esperamos que desde el poder se solucione todo estamos equivocados, nosotros ahora queremos hacerlo desde el revés del poder: es decir desde el pueblo.

La gente lo conoce en Tafí Viejo y pretende que cambie ciertas cosas de la realidad y lo asume. “A uno lo toman como referentes, como todo el mundo siempre busca un referente”. Una cosa son los Mesías y otra cosa son los referentes.

Es bueno que tengamos referentes. Un referente social ayuda a que uno vaya haciendo un cambio; un caudillo no ayuda a la gente. Ha nacido el 31 de mayo de 1964 en Tafí Viejo.

Cuando habla del atuendo explica “no me hace falta la ropa sacerdotal la gente me ve y me dice padre. El hábito no hace al monje dice el dicho. Nunca lo usé, mejor dicho una sola vez me puse el cleriman pero a mi no me hace falta la gente me conoce por lo que hago o por lo que soy, por lo que digo y por lo que hago.

¿Qué diferencia hay entre tu trabajo social con el trabajo políticos?

Todos somos políticos, pero todos creen que los políticos son los que están cumpliendo una función pública. Ahí hemos reducido la política la palabra que hemos desgastado. Todas las personas, instituciones tienen que tender al bien común. No hay diferencia entre la política y lo social porque lo social está incluido dentro de la política porque lo social tiende al bien común.

¿Hay posibilidades de que te dediques a buscar un lugar dentro de las instituciones para ejercer la política?

Si tenemos posibilidades servir desde la política, desde un espacio gubernamental: será bienvenido. Voy a seguir ejerciendo lo que ya venimos haciendo. Desde un lugar de servicio porque la gente te pone si se da la posibilidad, ya vamos a ver, esto lo tenemos en análisis. ¿Cómo ve tu arzobispo tu tarea? Mi arzobispo de Huancayo está al tanto de esto. Él siempre me apoyó. Todo se hace con transparencia.

¿Cómo llegas al Perú?

En el año 96’ se hizo un llamado desde el sur del Perú, del antiplano puneño a 3825 metros sobre el nivel del mar para trabajar en un seminario en la formación de futuros sacerdotes. Me invitaron a mi y terminé viviendo allá. Ellos regresaron y yo me quedé. No siempre he estado en el mismo lugar pero sí dentro de la región.

¿Cómo ves la política vaticana?

Considero que el papa Francisco está haciendo buenos cambios no solamente de forma sino de fondo. La amabilidad del papa de darle un sándwich al guardia vaticano. Los cambios de fondo que son el volver al Concilio Vaticano II. El papa lo que está haciendo es recobrar el cristianismo.

¿Cómo ves tu futuro? Seguir sirviendo a la gente, ese es mi futuro, no hay otro.

¿No temes que te trunquen el camino?

No, nunca lograron truncar el espíritu que nos moviliza a estar con la gente. Nada ni nadie podrán impedirnos servir y luchar por ellos y con ellos. Si nos dejamos truncar es porque tranzamos. Nosotros hemos hecho una asociación civil en plenas discusiones estructurales. Ya tenemos 4 casas estudiantiles en Perú entre niños, adolescentes y jóvenes hay más de 70 personas estudiando, hay gente que viene de lejos en los peores momentos de contradicciones de aquellos que querían truncar un camino y no lo pudieron hacer.

¿Cuál es la primera dificultad en tu trabajo?

La estructura, las maneras de pensar a veces somos intolerantes. Cuando se es intolerante no aceptamos las diferencias y en la diferencia está la riqueza, podemos crecer. Cuando somos intolerantes es porque creen que tienen la verdad y en realidad la verdad se construye, es dinámica o cuando somos intolerantes llegamos a posturas fundamentalistas. En todo eso se dialoga se conversa. En realidad ahora hay un buen ambiente. Ahora el ambiente coincide con el papa, esa es la diferencia. Coincidir con el papa parece que siempre hemos tenido razón y no los grupos sectarios dentro de la Iglesia Católica que siempre han hecho religiones excluyentes. La verdadera religión es estar a lado de los pobres. La verdadera religión no es la estructura es el compromiso con los pobres, el compromiso con las situaciones de dolor. Amar a los pobre y cambiar la situaciones de aquellos que sufren. Félix Justiniano Mothe