El cónclave tuvo lugar luego del almuerzo que la jefa de Estado compartió con los gobernadores salientes y entrantes del Frente para la Victoria, donde se delineó el rol que tendrá el partido durante la gestión de Mauricio Macri. Tras ese encuentro, la mandataria recibió al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Jose Maria Arancedo y arzobispo de Santa Fe; al arzobispo de Buenos Aires y cardenal Mario Poli; al secretario general Carlos Malfa -obispo de Chascomus-, y a Guillermo Oliveri, secretario de culto de la Nación.

La Presidenta recibió a la cúpula de la Iglesia luego del pedido que le realizaron los religiosos para despedirse de ella antes de que deje el mandato y entregarles un obsequio.

A la salida de la Rosada, Pedro Brassesco, el vocero de Poli, destacó que "a pesar de no haber estado de acuerdo con todas las políticas de gobierno, la Iglesia siempre tuvo libertad absoluta para expresar su opinión".

"No venimos a despedirnos sino a agradecer este tiempo que hemos confraternizado", le dijo Arancedo a la Presidenta. Por el lado del gobierno estuvieron presentes Héctor Timerman, Wado de Pedro y Oliveri. Hablaron de la restauración de la Basílica de Luján, gracias a un decreto de Néstor Kirchner en 2003; los religiosos le agradecieron la aplicación de la AUH, la tarea para mejorar la situación de los jubilados, algunos puntos de la reforma civil y la Ley de Medios.