¿Es usted inocente? “Si, por supuesto”. ¿Considera que su
desempeño fue correcto en este caso? “Si, por supuesto”. Así de breve fue el
diálogo que el exfiscal Carlos Albaca tuvo con la prensa este viernes, luego de
concluida la audiencia de orden por el inminente juicio en su contra. Solo estas
dos cortas oraciones brindó quien debe responder que hizo durante los 7 años
que tuvo en sus manos la investigación del crimen de Paulina Lebbos, tiempo durante
el cual estuvo prácticamente paralizada la causa. Por su actuación en ese caso está
imputado de incumplimiento de los deberes de funcionario público; de promoción
de la represión (retardo y denegación de justicia) y de encubrimiento agravado.
Para probar su inocencia, uno de los argumentos más fuerte que expondrá
su abogado Manuel Pedernera, según lo adelantó él mismo, es que el primer
juicio vinculado al encubrimiento del crimen fue el resultado de su
investigación. Este fue en el 2013, y en él se condenó a 3 policías que
falsificaron las actas del hallazgo del cuerpo de la víctima. Hasta ese entonces
no había ningún sospechoso por el homicidio y mucho menos se investigaba la
pista que apuntaba a que la cúpula policial y de Seguridad del gobierno de José
Alperovich había conspirado para encubrir el caso.
Cabe recordar que el mismo año en que se llevó a cabo ese
juicio, desde Nación designaron a Bernardo Lobo Bugeau para que informara sobre
sobre la actuación de Albaca. Las numerosas fallas y entorpecimientos que
encontró fueron presión suficiente para que el expediente gire a Diego López
Ávila. Entre las tantas irregularidades que anotó Lobo Bugeau, se destaca que hasta
el momento en que Albaca dejó la causa en 2013 todavía no se habían realizado
las pericias genéticas de las muestras de cabellos encontrados en el cuerpo y
la ropa de Paulina en marzo del 2006. Otro de los cuestionamientos es que no se
resguardó bien ese material lo que provocó que con el paso del tiempo no sean
aptos para detectar perfiles genéticos. Por otro lado, el exfiscal pidió el
tráfico de IMEI del teléfono celular de Paulina con un número errado, y no
investigó hasta 2011 a quienes utilizaron el aparato desde la desaparición de
la víctima.
Para Pedernera esto no es prueba de que su defendido “haya
tenido un mal desempeño o haya buscado encubrir a nadie”. Según su apreciación,
los fiscales no tienen la responsabilidad de proteger las pruebas recolectadas
en el lugar de un crimen, ya que un fiscal “no tiene la cadena de custodia de
los elementos secuestrados”. “No tiene la posibilidad una fiscalía de resumir y
resguardar en su escritorio pruebas genéticas de importancia”, subrayó.
Por otro lado, la defensa de Albaca señaló que ignorará el
pedido del Tribunal que llevará adelante el juicio, desde donde solicitaron a
las partes simplificar la prueba, en particular, evitar la sobreabundancia de
testimonios que pueden resultar irrelevantes. “Hemos conformado una lista
de testigos bastante abundante, que quizás pueda sorprender, pero todos tienen
algo que venir a explicar”, sostuvo el letrado.
Entre todos los testigos, resalta el nombre del senador en uso
de licencia José Alperovich, quien ya había sido citado en el
debate en el que se condenó a la cúpula policial y de seguridad durante su
gobierno. En esa oportunidad, el exgobernador se escudó en sus fueros y respondió
las preguntas por escrito. Ante ese antecedente, Pedernera disparó que “si no
tiene nada que esconder, me imagino que no va a tener problemas de venir a
declarar”.
La actuación de Albaca en el caso Lebbos
El caso cayó en manos de Albaca en 2006, luego de que el
exfiscal Alejandro Noguero se excusara debido a fotografías que lo mostraban
saliendo de la casa de José Alperovich.
Dejó la causa a mediados de 2013 con más interrogantes que
respuestas, sin procesar a ningún sospechoso por el crimen y señalando en su
descargo que no se podía demostrar el homicidio.
Como corolario, tras poner en duda que Paulina haya sido asesinada, apuntó contra la víctima afirmando “tenía tendencia a las relaciones sexuales casuales (...), en ocasiones era ‘intrépida’ (...) y capaz de emprender acciones temerarias”, para sugerir que el desenlace de la joven estudiante de comunicación podría haber sido por un ataque de asma combinado con el consumo de alcohol y sustancias tóxicas; una práctica de la autoasfixia durante la masturbación; o una práctica de la asfixia con una pareja.