“Sin la ayuda del gobierno sería muy difícil mantener los
servicios de salud en las condiciones actuales”. Esa fue la primera conclusión
a la arribó la referente sindical, tras reflexionar acerca del contexto en que
se encuentran hoy las obras sociales, del cual no escapa la Obra Social de
Docentes Privados (OSDOP).
En primer lugar, Hernández remarcó que hoy las obras
sociales deben mantener en funcionamiento estructuras realmente costosas con
una reducción significativa de los ingresos que perciben por los aportes de los
trabajadores. Esto es, deben seguir pagando salarios y servicios públicos, y deben
mantener las prestaciones a los afiliados, que si bien se redujeron en gran
medida a cuestiones de urgencia, si se deben cubrir los tratamientos de alto
costo (como el caso de pacientes oncológicos o con discapacidad, entre otros)
que son impostergables. Mientras, la suspensión de la obligatoriedad de los aportes
que realizan las empresas a la seguridad social, una medida que buscaba aliviar
la situación económico-financiera de estas, tuvo como daño colateral una
drástica caída en la recaudación de las obras sociales que, según asegura la
dirigente, gira en torno al 50%.
A esta situación, ya de por sí dramática, se debe anexar la
deuda –histórica- que el gobierno mantiene en concepto del Fondo Solidario de
Redistribución, recursos que se obtienen de un porcentaje de los aportes que
realizan los trabajadores activos y que maneja la Superintendencia de Salud, y
que según estiman desde OSDOP alcanza los $50 mil millones.
Asimismo, la irregularidad en las devoluciones por
prestaciones brindadas en el caso de tratamientos especiales (que suelen ser de
muy alto costo) también conspira contra las condiciones de las obras sociales
para hacer frente a la crisis económico-sanitaria. “El gobierno viene desde
hace mucho tiempo realizando devoluciones de manera irregular, fuera de los
plazos acordados y por montos inferiores a los que corresponden. Por ejemplo,
nosotros cubrimos y abonamos prestaciones por un total de $30 millones y al tiempo
solo percibimos unos $10 millones”, subrayó la directiva de OSDOP.
En este panorama los programas de ayuda financiera que
dispuso el Ejecutivo Nacional, como el de Asistencia al Trabajo y la Producción
(ATP), que contempla una ayuda para el pago de sueldos, suponen un paliativo importantísimo
que “permitirá –dijo Hernández- el sostenimiento de nuestras entidades, ya que sin
ellos sería imposible que las obras sociales sigan funcionando”.
No obstante, remarcó que es imperioso que se reactive la actividad económica “cuanto antes” para que las empresas puedan realizar los aportes en tiempo y forma y así las obras sociales puedan garantizar la cobertura de todas las prestaciones médicas. “Sabemos que la salud debe ser una prioridad y por eso entendemos que la situación de las obras sociales debe ser atendida de manera urgente”, sentenció.