En un recordado discurso de diciembre pasado en La Plata, Cristina Fernández de Kirchner señaló que, luego del derrumbe de 2020, este año la economía crecería y advirtió que habría que “alinear los salarios y jubilaciones con los precios de los alimentos y las tarifas” para evitar que ese crecimiento se lo queden “tres o cuatro vivos nada más”. Sin embargo, aceleración inflacionaria y remarcaciones mediante, al parecer los tres o cuatro vivos por ahora se salieron con la suya.
Para el segundo trimestre, el PBI aumentó 17,9% contra el
pozo de un año atrás. Pero un sector de las empresas se quedó casi con toda esa
expansión: el excedente de explotación bruto, el margen empresarial, se disparó
109% nominal o 39% en términos reales en el mismo lapso, y elevó en casi 4
puntos su participación en la distribución del ingreso. Como contrapartida, la
masa salarial permaneció prácticamente estable y la porción de la torta que se
quedan los trabajadores cayó casi 10 puntos porcentuales.
Ese cuadro, que se desprende del informe de Generación del
Ingreso que publicó el Indec esta semana, es el que explica que la recuperación
de la actividad registrada en la primera parte del año no haya tenido como
correlato una reducción de los alarmantes niveles de pobreza e indigencia, que
permanecieron por encima del 40% y el 10% respectivamente en el primer
semestre. Y es también el detrás de escena de lo que se discute ahora en la
puja desatada por el congelamiento por 90 días del precio de 1.432 productos
que dispuso el secretario de Comercio, Roberto Feletti, y que es resistido por
buena parte del empresariado.
El Gabinete económico celebró ayer que la actividad superó
por primera vez en agosto el nivel pre-pandemia de febrero de 2020, según
publicó el Indec. En el segundo trimestre todavía se ubicaba algunos puntos por
debajo aunque ya se acercaba bastante. Pero esa reactivación -desde el parate
que implicó el ASPO dictado para hacer frente a la pandemia- no fue apropiada
de manera pareja por el conjunto de la sociedad. Todo lo contrario: con un
poder adquisitivo que siguió sin recuperar terreno, los ajustes de precios le
permitieron a los sectores más concentrados capturar casi la totalidad de la
riqueza adicional generada.
En momentos en que Comercio busca garantizar un respiro con
el congelamiento y que el Gobierno protagoniza un acercamiento al establishment
en pos de impulsar un acuerdo social poselectoral, la información oficial
publicada esta semana mostró un primer resultado parcial de la puja
distributiva. La participación de la remuneración al trabajo asalariado en la
repartija de la torta (valor agregado bruto) cayó entre el segundo trimestre de
2020 y el mismo período de 2021 desde el 49,8% hasta el 40%, un piso al que no
se llegaba desde por lo menos 2006. En cambio, el excedente de explotación
bruto (el margen empresarial) pasó del 47% al 50,9% del total.
La diferencia entre ambas evoluciones la explica, por un
lado, el aumento de 1,6 puntos en la distribución de la torta (hasta el 12,6%
del total) del “ingreso mixto bruto” que, a grandes rasgos, engloba a los
trabajadores por cuenta propia. Por otro, hubo un aumento de los impuestos
netos de subsidios en 4,2 puntos que “da cuenta de la reducción sustancial del
conjunto de subsidios públicos al trabajo y la producción”, como el ATP. Así lo
planteó un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP),
elaborado por Claudio Lozano (director del Banco Nación), Ana Rameri, Agustina
Haimovich y Mariana Rivolta.
“Los datos de la distribución del ingreso al segundo
trimestre vuelven a revelar el contenido exageradamente regresivo del proceso
de recuperación del último año”, señaló ese informe. Y agregó que la caída de
la participación de los ocupados en la distribución de la torta “es el
resultado de una estrategia empresarial que trasladó a precios el equivalente
de la menor percepción de subsidios, dejando fuertemente afectados a los
trabajadores y trabajadoras que padecen por doble vía, la menor asistencia del
Estado y el proceso inflacionario desatado”.
Sectores concentrados
Lo cierto es que la pérdida de participación salarial en el
producto no se dio en un escenario de caída del empleo. En términos
interanuales, en el segundo trimestre la cantidad de puestos laborales subió en
2,9 millones, es decir, se recuperó casi la totalidad de los trabajos que se
habían perdido en el momento de cuarentena más estricta. Pero el 93% de los
puestos recuperados correspondieron al segmento más precario y de menores
ingresos: informales y cuentapropistas. Esto coincidió con una aceleración de
la inflación a niveles de entre 3,2% y el 4,8% mensual en el primer semestre.
Como resultado de ambos procesos, es que la masa salarial apenas acompañó la
evolución del costo de vida y el excedente empresario escaló casi 40% en
términos reales.
“El aumento del excedente bruto de explotación, sin embargo, no fue generalizado para todos los sectores de la economía, sino que se concentró, no casualmente, en los sectores que detentan una estructura de mercado fuertemente concentrada”, destacó el informe del IPyPP. Y consignó que a la cabeza se ubicaron el agro (más 3,18 puntos del PBI); algunas ramas de la industria (presumiblemente las alimenticias), con un aumento de 2,26 puntos; y el sector petrolero, con una expansión de 1,3 puntos. Uno de estos sectores, el alimenticio, es justamente el que protagoniza ahora la resistencia al congelamiento de precios de algunos artículos por 90 días./Fuente: Informe de Ambito.com