En una entrevista brindada este lunes a Prensa Multimedios, el jurista ratificó esa afirmación sustentada en que cada una de las decisiones que tomó el presidente, según su opinión, atentan contra la Constitución Nacional. Para empezar, cuestionó el DNU 70/2023, con el que entiende el presidente se atribuyó competencias del Congreso, lo que está prohibido por la carta magna.

“Necesitamos que la Corte Suprema tome cartas en el asunto y resuelva la inconstitucionalidad del DNU, que es uno de los peligros más grandes que tenemos en estos momentos, que no es otra cosa que otorgarle facultades extraordinarias al presidente”, señaló.

Al respecto, se mostró muy preocupado por la falta de reacción de la dirigencia política, por un lado, y de la sociedad, por el otro. “Necesitamos analizar las razones de la falta de respuesta, porque es el primer paso para poder interpelarlo. Hay que hablar con los legisladores y preguntarles que les pasa que no reaccionan. También hay que poner el acento y averiguar qué pasa con los gobernadores”, remarcó.

En este sentido, e intentando encontrar explicaciones, afirmó que el nivel de manipulación que viene llevando adelante el gobierno “está al nivel de Joseph Goebbels (ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de Hitler), inspirado en la reiteración de la mentira. Son mecanismos de manipulación muy fuerte que están haciendo efecto en las buenas personas”.

“Tomemos por ejemplo la legislación en defensa de los Derechos Humanos, donde con mucha dificultad podamos encontrar otro país más avanzado en esa materia que la Argentina”, sostuvo. Y añadió: “El negacionismo es explícito, hace unos días desmantelaron el aporte que se hacía desde el Ministerio de Defensa a las causas por delitos de lesahumanidad. Cuando uno mira el contexto, es obvio que van a querer la impunidad de los genocidas porque ellos tienen una ideología afín a los genocidas. El avance de ellos no se va a frenar si no se analiza lo que están haciendo en la dimensión real”.

Para Rozanski, la estrategia comunicativa viene dando los resultados esperados por el gobierno y “van llevando a la sociedad y a la dirigencia política a discutir las barbaridades que proponen, cuando en realidad deberíamos tener una mirada más integral y no estar buscando explicaciones a lo que propone un desequilibrado mental. Vamos a perder mucho tiempo tratando de encontrar una lógica donde no lo hay y la política no quiere afrontarlo. Eso, para mí, es muy grave”.

“Este es un problema mayor, porque la historia ha demostrado que mientras no se afronte la realidad y se acepte entrar en discusiones laterales, como pueden ser cada una de las causales para juicio político, no vamos a encontrar una solución. Estamos frente a un presidente que toma medidas desde la insalubridad y que se rodea de gente que no está muy lejos de ese desequilibrio. Pensemos en Alberto Banegas Lynch (diputado nacional libertario) que decía que había que cercar los océanos. Tenemos un presidente con un desequilibrio mental que es incompatible con el ejercicio de su función y no hay una dirigencia política que le ponga el nombre que le corresponde”, sentenció.