“Hubo cables cortados de alta tensión que obligó al corte de luz durante la tarde en la zona del Río Blanquito y La Quebradita”, confió una fuente.
Las fuertes ráfagas hicieron que de un momento a otro el clima mutara: el aire caliente, la tierra y la fuerza del viento modificaron la rutina de los pobladores que debieron guarecerse.
En horas de la siesta el fenómeno osciló entre 40 y 50 km/h con ráfagas que llegaron a alcanzar los 75 km/h.
En otras zonas del Valle, varias viviendas sufrieron la voladura de techos de chapas. En las redes sociales, se comunicaba que, en El Mollar, varias viviendas de veraneantes sufrieron los destrozos.