La moda circular es una tendencia que promueve la reutilización y la sostenibilidad en el consumo de indumentaria. Las tradicionales ferias americanas a las que acudían personas con bajo presupuesto, se reconvirtieron siguiendo consignas de protección ambiental y pasaron a ser bocas de venta de marcas selectas. La estética reemplazó al concepto original de comercialización de ropa usada.
Esta modalidad ya no es sólo presencial, sino que también conquistó un lugar de preferencia en el comercio electrónico en un esquema de omnicanalidad que gana cada vez más adeptos. La idea de este ecosistema de compra y venta es darle una segunda oportunidad a las prendas de vestir, zapatos y accesorios.
Este sistema de “second hand” busca diferenciarse de la producción textil tradicional que quedó englobada bajo el concepto peyorativo de fast-fashion, que alude a la generación de elementos nocivos para el medio ambiente durante el proceso productivo y a una escala desmedida que fomenta el uso de una prenda por única vez.
De este modo, la venta de segunda mano tiene un impacto muy positivo en el medioambiente. Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, organización no gubernamental que promueve la economía circular, en el mundo cada año se producen, se usan y se tiran millones de toneladas de ropa. Cada segundo se quema o se entierra en basurales el equivalente a la carga de un camión de basura. De hecho, sostiene el informe, la industria de la moda es una de las principales responsables de la entrada de microfibras de plástico en nuestros océanos.
Se estima que la industria de la moda genera anualmente a escala global unos 20 millones de toneladas de residuos, contribuyendo con más del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero.