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El Gobierno afirmó que los salarios crecieron casi 20 %: ¿Por qué no se dispara el consumo?

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Según el Ministerio de Capital Humano los salarios registrados aumentaron durante la gestión de Javier Milei un 19,2 %. En un contexto marcado por paritarias a la baja en el sector privado y por la progresiva pérdida de poder adquisitivo en el público, el dato no coincide con la realidad que viven los argentinos. Sin embargo, no se trata de una mentira en sí, sino de una interpretación forzada de un indicador que no sirve para medir la evolución salarial.

El Ministerio de Capital Humano publicó este miércoles un informe oficial donde evalúa los indicadores salariales hasta el mes de abril de 2025. Allí, resalta que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) subió un 2,9% en relación con marzo y que en el acumulado, los indicadores marcan un crecimiento del 19,2% desde diciembre de 2023.

El dato es real y se desprende de los registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y de la Dirección Nacional de Políticas de la Seguridad Social (DNPSS). El problema en este caso radica en que el indicador que el Gobierno utiliza para festejar una supuesta mejora en la capacidad de compra de los trabajadores registrados no es adecuado para medir la evolución salarial.

Lo que Capital Humano omite informar en su publicación es que el RIPTE es un indicador previsional que no puede ser considerado como un indicador de la evolución de los salarios registrados. De hecho, eso está aclarado en la web oficial del Ministerio, en donde se explica que las características metodológicas de RIPTE fueron elaboradas en función de ciertos objetivos y que para tal fin, se toman definiciones sobre el empleo y los conceptos salariales que no incluyen a la totalidad del empleo asalariado registrado ni a todos los conceptos salariales que perciben.

Esto significa que para la confección del indicador, que se elabora en función a las declaraciones juradas de los empleadores, se dejan afuera demasiados datos relevantes. Además de no considerar al sector informal, que representa cerca del 40 % del empleo asalariado privado, tampoco se toman en cuenta los conceptos no remunerativos ("en negro") del salario. Esto último puede provocar una distorsión en la relación entre la variación del salario de bolsillo y del salario sobre el que efectivamente se realizan descuentos para la seguridad social. Por lo tanto, las cifras informadas no pueden ser consideradas como un reflejo de la realidad salarial de los trabajadores.

Por este motivo la mayoría de los especialistas recomiendan la utilización de otras formas de medición para calcular la evolución del poder adquisitivo. El INDEC, por ejemplo, elabora un indicador propio de salarios en el que se desagrega al mercado laboral entre formal privado y público, por un lado, e informales por otro. Pero aún ese indicador, que tiene una medición más "exacta" que el RIPTE, presenta sus complicaciones para reflejar el comportamiento real de los salarios debido a la alta tasa de informalidad del empleo. Además, al comparar ese indicador con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) desactualizado, que no representa la canasta de consumo de los argentinos, el resultante es un cálculo distorsionado.

Aún así, los datos del INDEC arrojan que desde noviembre del 2023 hasta marzo 2025 (último dato disponible) todos los sectores perdieron poder adquisitivo. Los privados formales fueron los menos castigados (-0,9 %), seguidos por los informales (-1,5 %). Mientras que los estatales sufrieron el golpe más duro con una caída real del 15,1 %.

Otro dato a tener en cuenta del informe de Capital Humano, es que la mejora en los salarios efectivos deriva, en gran medida, del crecimiento de las horas y días trabajados. Esto significa que en realidad no aumentó el poder de compra de los haberes, sino que estos crecieron nominalmente debido a que aumentó la carga laboral de los trabajadores. Se cobra más, pero porque se trabaja más. 

Un estudio presentado recientemente por la Universidad de San Martín mostró que, en efecto, "el crecimiento de los salarios observado en los últimos meses no obedece a una suba del salario normal y permanente sino a un incremento de las horas trabajadas". Lo que ocurre, en realidad, es que desde finales del 2024 se produjo un marcado desacople entre los salarios negociados en paritarias por empresas y sindicatos, y los efectivamente cobrados por los trabajadores. De este modo, mientras los acuerdos paritarios se encuentran pisados por el Gobierno, el salario efectivo crece debido a un aumento de las horas trabajadas, que según la UNSAM, creció durante el tercer trimestre del año pasado en un 5 %.