Otra vez la represión contra los jubilados. Las golpizas y detenciones se repiten cada miércoles: los jubilados se convocan frente al Congreso para reclamar lo que el Estado les niega -un haber digno, medicamentos, tratamientos médicos- y las fuerzas represivas los violentan. Esta vez, la respuesta fue desmesurada.
Postal de los años mileístas: camiones hidrantes, balas de goma, gases lacrimógenos y un cerco de patrulleros rodearon la protesta desde las primeras horas de la tarde. Durante la marcha, un grupo de manifestantes intentó avanzar por Avenida de Mayo hacia Plaza de Mayo y esa caminata desató la represión de los uniformados. Hubo más de una docena de detenidos, varios heridos y la escena imperdonable de adultos mayores arrojados al suelo y apaleados por los uniformados.
Mientras la versión oficial insiste en una narrativa de "agresiones y objetos contundentes", los videos y testimonios que emergieron del lugar pintan un cuadro diametralmente opuesto: una intervención policial absolutamente desproporcionada frente a un reclamo pacífico.
La protesta de los jubilados no se limita a la exigua mejora de haberes –que en agosto apenas alcanzarán los $ 314.305, una cifra irrisoria frente a la inflación–, sino que es un grito desesperado contra el veto presidencial que Javier Milei prometió aplicar sobre el proyecto de aumento aprobado por el propio Congreso.
Los jubilados no bajan los brazos y prometen regresar el próximo miércoles a las calles. Fuente: Tiempo Argentino