Inicio / Nacionales / GIRO POLÍTICO EN CHILE

Encuentro de derecha: Milei recibirá al presidente electo de Chile, José Antonio Kast

- -
El mandatario argentino mantendrá este martes su primer encuentro con su par chileno, quien asumirá el cargo en marzo.




El presidente Javier Milei recibirá este martes en la Casa Rosada al mandatario electo de Chile, José Antonio Kast, en lo que será el primer gesto institucional entre ambos líderes tras el triunfo del dirigente conservador en el balotaje chileno. El encuentro marcará el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, en un escenario regional en pleno reordenamiento político.

La visita de Kast a Buenos Aires se produce apenas días después de su victoria electoral y antes de asumir formalmente la presidencia en Santiago. En el Gobierno argentino leen ese resultado como un cambio de ciclo en el país vecino y como una señal favorable para consolidar vínculos con administraciones que comparten una agenda de corte liberal en lo económico y conservadora en lo político.


Desde el entorno presidencial destacan que la reunión tendrá carácter político y simbólico, más que técnico. No se esperan anuncios concretos ni acuerdos formales, pero sí una foto cuidadosamente construida para exhibir sintonía entre dos liderazgos que se reconocen mutuamente como parte de un mismo espacio ideológico en América Latina.

Milei celebró públicamente el triunfo de Kast desde el primer momento y lo presentó como una victoria de las ideas de la libertad frente al avance del progresismo en la región. En ese marco, la Casa Rosada busca capitalizar el resultado chileno como una confirmación de que el rumbo elegido por el Gobierno argentino encuentra eco más allá de las fronteras.

La agenda del presidente electo chileno incluirá, además del encuentro con Milei, reuniones con dirigentes políticos y referentes del pensamiento liberal-conservador local. En particular, se espera que participe de actividades vinculadas a la Fundación Faro, el think tank libertario cercano al Presidente, que en las últimas semanas se convirtió en un espacio central de elaboración política e ideológica del oficialismo.

Para Milei, el regreso a ese ámbito no es casual. Tras la elección en Chile, el Presidente se mostró especialmente activo en ese espacio, donde reforzó su lectura del resultado como parte de una tendencia regional que, según su visión, empieza a inclinarse hacia gobiernos que promueven menos Estado, más mercado y un discurso confrontativo contra la izquierda.

En términos diplomáticos, el vínculo con Chile abre un nuevo capítulo luego de años de relaciones marcadas por diferencias ideológicas entre gobiernos. La llegada de Kast al poder podría facilitar una coordinación más fluida en temas como comercio, inversiones, seguridad y posicionamientos comunes en foros internacionales, aunque ese escenario todavía está en etapa de expectativas.

Del lado chileno, Kast llega a la Casa Rosada con el desafío de consolidar apoyos externos mientras se prepara para asumir en un contexto interno complejo. Su victoria fue contundente, pero el mapa político que heredará es fragmentado y con una oposición activa, lo que obliga a equilibrar gestos hacia su base más dura con señales de gobernabilidad.

La apuesta de Milei por exhibir cercanía con el nuevo presidente chileno también tiene lectura doméstica. En un momento de tensiones económicas y reformas en discusión, el Gobierno busca mostrar respaldo internacional y construir un relato de alineamientos estratégicos que refuercen su proyecto político.

Así, la visita de Kast no se limita a un acto protocolar. Es una señal política en clave regional, un mensaje hacia dentro y hacia afuera del país, y una postal que el oficialismo argentino pretende inscribir en una narrativa más amplia de cambios de signo político en América Latina.

El encuentro de este martes servirá, al menos, para dejar en claro que la relación entre Buenos Aires y Santiago ingresa en una etapa de afinidad explícita entre sus principales líderes, con impacto aún por medirse en la agenda concreta, pero con una carga simbólica que el Gobierno argentino no oculta ni minimiza.