El Senado argentino realiza una sesión clave en la que se definirán dos proyectos centrales para el Gobierno: el Presupuesto 2026 y la Ley de Inocencia Fiscal. El oficialismo libertario busca cerrar el año legislativo mostrando al mercado señales de control político y capacidad de gestión, aunque enfrenta tensiones con sectores de la oposición dialoguista.
El debate, que comenzó pasadas las 12:20, se realiza en el marco de un período extraordinario convocado por el presidente Javier Milei.
Uno de los puntos que genera mayor controversia es el artículo 30 del proyecto de presupuesto, que elimina pisos mínimos de financiamiento para educación, ciencia y defensa, lo que ha motivado reclamos desde distintas provincias.
Además, el artículo 12 introduce nuevas exigencias para las universidades, que deberán presentar información detallada sobre el uso de fondos bajo amenaza de interrupción de transferencias si no cumplen con los requisitos.
El Gobierno estima para 2026 un crecimiento económico del 5%, una inflación anual del 10,1% y un dólar en torno a los $1.423 en diciembre.
En las horas previas al inicio del debate, por los pasillos de Balcarce 50 reinaba el optimismo y pese a los números ajustados en el detalle del articulado se mostraban optimistas.
“Hay un solo artículo con menos apoyo, pero está ordenado. Hay consensos para que salga como llegó”, anticipó una importante voz con acceso al despacho presidencial a este medio, y completó: “No creemos en promesas y menos de LLA. Que lo hagan por escrito y firmamos porque a las palabras se las lleva el viento”.
Tensa calma
Hay quienes creen que Milei no estará al pendiente de cada acontecimiento que tenga lugar el recinto, dado que alegan que tiene compromisos de mayor importancia. “Le importa la sesión, pero no es la final Argentina contra Francia”, desdramatizó una voz del ecosistema libertario al tanto del detalle legislativo.
Los que sí se encuentran a pocos pasos del recinto son el ministro del Interior, Diego Santilli, y el armador del interior de La Libertad Avanza, Eduardo “Lule” Menem, que siguen el debate con atención desde el despacho del titular de la Cámara de Diputados.
Los tres referentes, junto a Bullrich, configuran la nómina oficial de negociadores con el Poder Legislativo bajo el objetivo de acercar posiciones con los aliados, que en el último tiempo tomaron relativa distancia con la Rosada, para terminar este viernes con la aprobación del proyecto que conquistó la media sanción en Diputados.
Lo cierto es que se trata de un desafío complejo. Varios legisladores de aceitado vínculo con el libertario cuestionan algunos detalles del articulado por lo que la garantía de aprobación sin cambios no está dada.
De no conseguirlo, en Balcarce 50 maduran un plan B: extender el período de sesiones extraordinarias a los primeros días del mes de enero y volver a sesionar en Diputados el martes 6 del mes. Sin embargo, se trata de la última de las opciones dado que garantizan tener los acompañamientos necesarios.
“Hay artículos polémicos. Como hay diputados de La Libertad Avanza que están o se van de viaje, no quieren tratarlo nuevamente. No es nuestro problema”, confesó a Infobae un senador de buena sintonía con el Gobierno.
Otro de los puntos que parece cosechar recelos es la nula previsión presupuestaria en concepto de Bienes de Uso. Pese a que desde el Ejecutivo sostuvieron que el jefe de Gabinete reasignará partidas para corregir lo que definieron como “error”, los senadores no confían en las promesas.
“Obvio que no fue un error, nos quieren tomar de boludos. Fue a propósito contra Villarruel. Los ‘errores’ se pagan”, sentenció una fuente del Senado a este medio.
