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El psicoanálisis, "un método peligroso" que permite al ser humano conocerse a sí mismo

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La Asociación Freudiana inicia un ciclo de cursos y charlas abiertas a todo público. Una película cuenta los inicios de las investigaciones del creador de este sistema y reactualiza un tema polemico

Un tema que divide a los terapeutas: el tiempo y los resultados del proceso.

¿Qué sabe usted sobre Freud y sobre el psicoanálisis? Si nos llevamos de las humoradas de Woody Allen o de la mitología popular, el psicoanalista es un barbudo que fuma en pipa y dormita disimuladamente sentado cerca del diván, donde el paciente cuenta sus miserias. Pero en realidad la creación del método psicoanalítico y las revelaciones de Freud acerca de los vericuetos del alma humana produjeron una revolución en la cultura. Algunos detalles anecdóticos de ese nacimiento y de la relación de Freud con su discípulo dilecto -Carl Jung- quedan plasmados en la película "Un método peligroso", de David Cronenberg. Ese filme será este año uno de los motivos de debate para la Asociación Freudiana de Tucumán, que está iniciando su ciclo de cursos y de charlas. El presidente de la institución, Eduardo Núñez Campero, admitió que mucha gente cree que el psicoanálisis ya pasó de moda y que fue superado por las llamadas terapias breves. La cultura de la inmediatez exige resultados a corto plazo. ¿Qué justifica la extensa duración del proceso psicoanalítico? No es un defecto, sino una de las virtudes del psicoanálisis: brindarle a la gente la posibilidad de descansar de la inmediatez. Es algo que angustia al ser humano en este momento. Cuando uno entra en el proceso analítico se entrega a cierta atemporalidad con relación a la temporalidad social. Eso le permite tomar distancia de la inmediatez, para que el tratamiento funcione. Y, además, organizar la inmediatez en relación con su propio deseo. Convertirla en un instrumento propio y no ser un instrumento de la inmediatez. Cuando uno abre un paréntesis en su vida cotidiana para profundizar en su propia vida, una de las cosas que alivian es precisamente ese paréntesis. En general se cree que este proceso no asegura resultados positivos. No hay ninguna disciplina que garantice resultados en ningún tiempo. Ni aún las más formalizadas. Uno puede exhibir ejemplos de fracasos en psicoanálisis, como también de cualquier otra disciplina. Pero que hay resultados y a veces a muy corto plazo, no hay ninguna duda. Freud nunca pensó que el psicoanálisis era una terapéutica. No es ése el objetivo del psicoanálisis. La terapéutica se da por añadidura. El psicoanálisis es un compromiso con la verdad de uno mismo, lo cual produce efectos terapéuticos. Esos efectos terapéuticos iniciales no son precisamente una gran alegría, sino la lucidez sobre las cosas que a uno le pasan y, sobre todo, el asumir responsabilidad sobre ello. Lo más importante es cambiar la queja por una asunción plena de responsabilidad sobre lo que a uno le pasa. Freud era ateo ¿Eso tiene que ver con su pesimismo? En Freud hay un pesimismo, pero no un nihilismo (negación de una salida). Tiene que ver con el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad. En una ocasión, Albert Einstein le escribió a Freud, en 1937, pidiéndole opinión sobre la cercanía de la Segunda Guerra. Entonces Freud le dice que en verdad no cree que sea posible terminar definitivamente con las guerras. Termina diciéndole: "Lamento si le decepciono. No me permitiría nunca mentirle". Su postura es pesimista con respecto a que alguna vez los hombres podamos vivir en una total armonía, que es un concepto que aparece en muchas ideologías. Nunca cedió a la tentación de decir que no hay nada que hacer. De hecho, siempre generó cosas que solamente pueden provenir de una persona esperanzada. El mismo psicoanálisis es una segunda oportunidad para alguien, porque se propone revisar las estructuras que conducen a la desgracia a un sujeto. La película cuenta cómo se distanció de Jung Efectivamente, Jung era religioso, Freud ateo, y ése era un punto de desacuerdo entre ellos. Pero no creo que a Freud le haya parecido demasiado importante la cuestión de ser ateo. Simplemente, dice: "En mí no hay nada que tenga que ver con la fe". Una vez un médico norteamericano le escribe y le habla del sentimiento oceánico, de la sensación de ser uno con el "todo", y que ése es el fundamento del sentimiento religioso. El le respondió que no tenía esa sensación. Y afirmaba que las grandes generalizaciones le resultaban sospechosas. Dice: "Cualquier cosa menos que se confunda al psicoanálisis con una concepción del universo". Porque esa idea es muy difícil de sostener. La cultura es algo que se va desarrollando y cambia. Para formarse como psicoanalista no es indispensable tener un título universitario Algunos de los grandes maestros del psicoanálisis, como Oscar Masotta y Germán García, son argentinos y nunca estudiaron psicología ni medicina. La formación en psicoanálisis no es una especialidad sólo accesible a psicólogos o psiquiatras, sino abierta a cualquier persona. Así lo había planteado Sigmund Freud en el origen de la terapia, cuando armó su equipo de formación de psicoanalistas con médicos y también con gente que venía de la literatura, de la filosofía y de otras áreas de la cultura. El siempre dijo que no podía depender de la universidad, a pesar de que la mayoría de los que se forman en psicoanálisis provienen de allí. El psicoanalista Eduardo Núñez Campero comentó que en la Asociación Freudiana de Tucumán, que él preside, siguen mucho las enseñanzas de Oscar Masotta, un personaje de la cultura argentina que no fue psicólogo sino que estudió filosofía, sin recibirse. "Junto con Marta Minujín comenzó con los happening en Argentina, desarrolló una teoría en torno de los comics, del pop art, y se encontró con el psicoanálisis -contó Núñez Campero-. Se formó en psicoanálisis y luego formó gente. Es uno de los introductores del psicoanálisis lacaniano en España, donde se exilió durante la dictadura militar. Terminó enseñando literatura y psicoanálisis en Londres, donde murió. Otro caso es Germán García, un novelista que se empezó a formar con Masotta y hoy es una de las figuras principales del psicoanálisis en Argentina". Entre los cursos, charlas y encuentros que realiza la Asociación Freudiana en esta ciudad, está un "espacio de biblioteca", donde presentan libros que no son de psicoanálisis sino de disciplinas conexas con él: filosofía, historia, sociología y otras. "Hoy el psicoanálisis es fundamental en la teoría del arte, en la política,... En todo lo que hace a las particularidades de la cultura. Estamos preparando algo en relación con la política. Hay algunos autores que analizan la política en el marco del psicoanálisis lacaniano", dijo Núñez Campero..

"Maneras discretas de estar loco" Siempre se creyó que la locura se ponía en evidencia solamente a través de los comportamientos extraños, que alteraban el orden y molestaban a los demás. Pero el francés Jacques-Alain Miller, discípulo de Lacan, descubrió que no siempre la psicosis se manifiesta como un desmoronamiento de la personalidad sino sólo como una falla más discreta en medio de una aparente "normalidad". Se la puede advertir en el lenguaje de la persona, por ejemplo cuando usa neologismos que no significan nada, o pequeños delirios disparatados como: "Soy hijo del Che y por eso tengo una misión". Estas afirmaciones delatan una estructura psicótica y alertan acerca de que este sujeto debe ser tratado con la debida precaución para no provocar el desencadenamiento de la psicosis.

"Si no se ve enfrentado a situaciones muy especiales, esta persona puede pasar el resto de su vida sin que aparezca ningún rasgo llamativo de su psicosis", afirmó el psicoanalista Eduardo Núñez Campero. Como ejemplo bastante común de estos casos, mencionó al individuo que pasó toda su vida desempeñando un oficio como el de chofer de ómnibus y lo hace de una manera excelente, "porque hace de la condición de chofer lo que lo ubica en el mundo. Por eso puede suceder que cuando se jubile se produzca un desencadenamiento de la psicosis", agregó.

¿Pero en la mayoría de los casos la psicosis se desencadena? Lo que pasa con la locura es que muchas veces el entorno social produce una de las consecuencias más graves. Si el entorno, los familiares, no se asustaran ni reaccionaran contradiciéndolo, no pasaría nada. Si los demás entendieran que esta persona solamente tiene la necesidad de decir eso y que después todo queda ahí, aislado, no habría consecuencias. Los hospicios tendrían mucha menos gente internada y se consumirían muchos menos fármacos.

El delirio puede quedar como un hecho aislado en el comportamiento? Es como un punto roto en el entramado de una tela. Si uno lo cuida y no lo somete a ninguna tensión, puede seguir allí indefinidamente sin causar problema. Es decir que si a un individuo que expresa un único "agujero" en el entramado de su personalidad la gente de su entorno no se escandaliza, se lo podría ayudar a llevar una vida sin mayores inconvenientes. El problema es que en el contacto diario con los demás se producen esos choques que disparan la ruptura de todo el entramado.

¡Por qué surge ese delirio? El individuo usa ese argumento disparatado para explicarse una experiencia absolutamente inefable, es decir lo que se llama un "fenómeno elemental". Para explicarlo, se arma un delirio en torno de él. Por ejemplo, alguien que tiene la certeza de que por la noche cuando duerme se le cae un órgano. Poco a poco, se va armando alguna teoría para explicar eso y que le ayude a superar la sorpresa de esa experiencia inefable. Y esa teoría, ese aparato de explicación, es el delirio.