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Las normas de tránsito se hicieron para ¿romperse?

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Pareciera ser que sí. Primerafuente realizó un relevamiento en los principales puntos neurálgicos del microcentro capitalino mediante el cual se recogió una alarmante cantidad de infractores.(Video)

Las violaciones a las normas de tránsito son moneda corriente en todas las ciudades de la Argentina y más allá de ser un problema de conducta individual, la culpa parece recaer en heredadas costumbres históricas difíciles de erradicar para quienes deben garantizar la seguridad vial.

En este relevamiento realizado por primerafuente se hizo foco en el peatón y su conducta ante las indicaciones viales para el correcto uso de la vía pública. Las imágenes que se captaron en diversas intersecciones del microcentro capitalino (San Martín y Maipú - San Martín y Muñecas - 25 de Mayo y 24 de septiembre - Congreso y 24 de septiembre) muestran una alarmante indiferencia hacia estas señales.

Los semáforos parecen postes luminosos que lejos están de detener el avance de quienes embalados cruzan las arterias sin mirar siquiera para cerciorarse si el paso está libre. Las sendas peatonales son simples pintadas que decoran el asfalto. Pareciera que llegar hasta una esquina para cruzar debidamente hacia la acera contraria es demasiado recorrido, a tal modo que no importa tener que evadir a cuanto vehículo se cruce en el camino.

Es verdad, además, que el humano es un ser capaz de realizar varias actividades en simultáneo, por lo que cruzar la calle mientras se lee las páginas de un diario o enviar mensajes de texto no resulta ningún brete para algunos homo-sapiens más evolucionados.

En estas cuestiones, la edad no es sinónimo de responsabilidad. Los menores tiene su excusa -pero no por eso justificación- en su falta de conocimiento de las reglas o bien su falta de interés en respetarlas, producto de las hormonas de la rebeldía circulando por su cuerpo. Los mayores, en teoría más responsables, son los que menos obedecen las señalizaciones. ¿Cuál es su excusa?.

Se podría voltear la mirada sobre la falta de acceso a información pertinente sobre este aspecto. Pero estamos atravesando la era de la web 2.0 donde la mayor parte de la información está disponible en la gran red, disponible a un sólo clic para quienes tienen la posibilidad de disfrutar de los beneficios de la era de la tecnología y la comunicación. Para los que no, las escuelas proveen de una educación vial satisfactoria y si no, deberían. Pero no se trata de buscar culpables sino de encontrar soluciones, y para eso habrá que volver al fondo del problema: nosotros. (Ver el Video)