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El Macho Luna, líder estudiantil de los años 70, evoca su tiempo y mira al Tucumán de hoy

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Poco tiempo después del cierre de los ingenios los estudiantes se aliaron con los obreros y llevaron adelante una lucha fructífera.

Después del cierre de los ingenios en 1966, Tucumán no terminaba de digerir el nefasto impacto que le había dado el gobierno de la dictadura de Onganía: 11 ingenios cerrados, más del 30 % de la población se fue a los arrabales de las capitales de provincias buscando mejorar su suerte. En los albores de los 70 desde el Comedor Universitario empezaron a emerger voces por reivindicaciones que se extendieron a varios gremios. Hubo varios triunfos, no todos efímeros.

El variopinto comedor universitario convocaba 500 comensales diarios. Ahí llega el Macho Luna, obrero, casi una originalidad y lidera ese movimiento hasta que las Tres A lo encierran. Sale de atrás de las rejas y se exilia.

De visita a la Asociación de Prensa evoca el tiempo en que fue líder y el lugar que le dio la represión: varias cárceles y exilio. Hoy vive en Venezuela.

Habla despacio y tranquilo. Fija sus ojos en el suelo y es avaro con sus movimientos.

¿Cómo llegas a la cúspide del movimiento de los años 70?

Yo inicié el estudio de Ciencias Económicas, en el año 69, e ingreso al comedor de la calle Muñecas donde comían 500 compañeros. Obviamente como yo provengo de Nueva Baviera, yo trabajaba en el ingenio, era un obrero y empiezo a conocer el mundo de la universidad. Me llama muchísimo la atención que había una cantidad enorme de corrientes estudiantiles que empezaban a hablar de los trabajadores se interesaban por sabe cómo vivían y a mí me interesaba que ellos sepan qué había pasado con el movimiento obrero, el por qué habían cerrado los ingenios. A esa altura había pasado un par de años que la última dictadura de Ongania que cerro 11 ingenios y produjo, el mismo pueblo donde yo vivía, en pueblo fantasma. De la provincia se fueron 250.000 tucumanos cuando no había en toda la provincia 700.000 habitantes o sea que un tercio, casi un 40 % se fue de la provincia a formar las villas miserias. La falta de trabajo se sentía en toda la provincia. Fue una derrota para el movimiento obrero.

Nosotros ahí -en la zona de la universidad- empezamos lentamente a tratar de que ese comedor que era para 500 plazas se ampliara. La dictadura de Ongania, Levington y Lanusse quería privatizarlo o cerrarlo.

¿Qué movía al gobierno para tomar esa actitud?

En el fondo esa mentalidad económica que había: era el paquetazo neoliberal, menos recursos para el pueblo, menos plata, salud, etc, etc, y ahí caía educación y, mas plata para los grupos concentrados. Entonces al querer cerrarnos el comedor cambiamos la comisión, elegida por el rector, y nos eligen a nosotros como la nueva conducción. Luchamos para que no nos cierren ese comedor para que podamos comer porque para los hijos de sectores populares el comedor era ¡muy importante! Como lo era la beca y la residencia. Sin eso mucha gente no podía estudiar. Eso es discriminación social, directamente no podes ingresar, no lo podes pagar.

¿Cómo veían el momento político Uds?

El enemigo, la dictadura, o el gobierno era algo muy grande, muy fuerte para nosotros entonces buscamos la alianza natural con otros sectores ligados a nosotros, el primer aliado de nosotros fue el sector No Docente. Ellos hacía 10 años que no le aumentaban sus salariaos, decían que no había dinero. Ahí empieza “hagamos una alianza vamos a luchar juntos, Uds por su escalafón nosotros por lo nuestro”. Después vemos que en la provincia había otros sectores que también podían unirse que eran la gente de los ingenios cerrados.

¿Cuáles eran sus referentes intelectuales?

Nos influye mucho la presencia de dirigentes como Raimundo Ongaro, la CGT de los Argentinos. El programa de La Falda, de Huerta Grande, programas de un país diferente, de una Nación independiente. Que podemos mantener la industria, el trabajo y no la entrega a grandes corporaciones que se cierran las industrias locales para que se importe todo, y que acá, ¡se funda!

¿Ahí aparece el Tucumanazo?

Sí, ahí, en ese fragor se da la primer lucha nuestra que es el Tucumanazo cuando nos entran a reprimir en la calle Muñecas, nosotros resistimos. Nosotros resistimos y el resto de la sociedad tucumana empieza a apoyarnos y no pensamos sólo en nosotros. La gente tenía una bronca acumulada que venían del 66, del 67, 68 de cierre de ingenios que llegamos al comienzo de la década del 70 con toda esa bronca acumulada que la gente sale ahí a expresarla. Expresaba que la economía de Tucumán estaba mal, expresaba que la entrega estaba mal, todo el mundo tenía que -un poco más- dejar la provincia entonces ahí se da el primer triunfo popular, muy importante, contra la política de la dictadura y contra la política económica.

¿Era exclusivamente en la Argentina?

No, de alguna forma ya se estaba queriendo aplicar en otras partes del mundo, crear zonas de dominio total de los grupos económicos de los trabajadores para que ellos paguen sueldos de hambre, lo que ellos llaman flexibilización laboral. Con el triunfo del Tucumanazo se consiguieron de 500 plazas prácticamente a 5.000 plazas, los No Docentes tienen su escalafón, los trabajadores de algunos gremios logran aumentos y logramos lo fundamental la libertad básica de la libertad de expresarnos, de asociarnos no nos podían reprimir y claro 70, 71, 72 nuevo encontronazo muy fuerte porque nos matan un compañero en el Quintazo, tiene que ver con mantener este tipo de conquista.

¿Ganan esa batalla?

Los grupos económicos, el gobierno de la dictadura no cedían en que estas conquistas que habíamos logrado nosotros no era una cosa que la debían mantener porque era un mal ejemplo que los sectores hayan triunfado. Obviamente nosotros vamos madurando políticamente, vamos aprendiendo, vamos viendo lo que pasa en el mundo, vamos viendo que no solo debíamos luchar por nuestras cosas sino buscamos una sociedad mejor y toda la juventud de la época empieza a buscar que era necesario aportar a una sociedad mejor.

¿Qué pensaban como universitarios?

Nosotros entendíamos que la universidad debe estar al servicio del pueblo y no de los grupos económicos de las empresas solamente sino que debe estar al servicio del conjunto del pueblo de trabajar para desarrollar políticas capaces de solucionar los problemas que tienen los pueblos porque en realidad quien nos paga, a la universidad pública, es el mismo pueblo por lo tanto nos debemos a ellos y no que tengan programas académicos que estén formando profesionales que les sirvan solamente a las empresas.

¿A qué agrupación representabas vos?

Empecé en un principio a miliar en el peronismo, después no acuerdo el tema de de la actitud del peronismo de derecha y me quedo solamente con lo que podría ser la línea revolucionaria que se llamaba Grupo de Base Independiente, inicialmente de formación de gente -en varias facultades- en el tema laboral, en el tema villas a nivel obrero y formamos una comisión que era la Comisión Obrera Estudiantil que estaba compuesta por los trabajadores que a nivel nacional era miembro de un conjunto de fuerzas de izquierda, de izquierda peronista, de izquierda revolucionaria que buscábamos un poco la salida democrática y el cambio de un modelo distinto al capitalismo, socialista que era el frente, el FAS.

¿Cómo egresaste del país?

Bueno producto de que nosotros éramos la conducción, la vanguardia del movimiento estudiantil en el Comedor Universitario que se convirtió en el receptor de toda lo que pasaba en Tucumán, las luchas estudiantiles, obreras, apoyaba la ollas populares, apoyaba a las villas, apoyábamos a todos los que necesitaban algún tipo de apoyo. Nosotros éramos solidarios con ellos en cuanto a comida, en cuanto a ayudar en sus luchas. Obviamente que el terrorismo de Estado que empieza en el 74 visualiza al Comedor como un obstáculo de masa a vencer, a abolir, a sacar, un mal ejemplo. Porque la solidaridad para ellos es un mal ejemplo, como lo era que pensáramos en la patria. Y deciden atacar el Comedor Universitario como vanguardia del movimiento estudiantil entonces la Triple A me condena a muerte en octubre del 74.

¿En ese momento te vas?

No, yo decido quedarme en Tucumán para luchar con los compañeros para tratare de derrotar al fascismo. Después nos meten 100 kilos de trotyl en el comedor de la calle Ayacucho. Nosotros decidimos defender el comedor de Quinta que nos quedaba y en ese comedor de la Quinta el día 13 de noviembre del 74 en un operativo conjunto de la Tripe A, con la policía provincial y unos comandos civiles nos toman el comedor a las 12 de la noche. Nosotros éramos un grupo cercano de unos 100 compañeros pero ellos eran como 300 no había ninguna forma de defendernos y ahí me detienen.

¿Cómo vivís ese momento?

Mal me torturan en la Policía Federal una semana hasta que la presión popular y el Poder Ejecutivo me ponen a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y me llevan a la cárcel de Villa Urquiza. De ahí me llevan a la Base de Morón, después a Coordinación Federal, más tarde a Villa Deboto. En Villa Deboto hacemos una huelga de hambre porque había unos compañeros que se empiezan a poner muy graves por la hepatitis. Por ser cabecilla acá me llevan castigado a Rawson, de Rawson al penal del Chaco después me vuelven a Rawson hasta que un juez federal del Chaco ordena mi salida al exterior porque se había pedido mi opción de salida del país y el gobierno se negaba a dármela con una serie de causas querían retenerme en las cárceles.

¿Y finalmente te vas? Logro salir vía Colombia. Pero Colombia me detiene porque Argentina manda un informe terrible que era del ERP, de Montonero que tomaba ingenios, fábricas y todo lo que hacía en Argentina y todo lo que hacía en ese país. Me dijeron: “no lo podemos dejar libre porque Ud es un peligro para Colombia” Al final logro continuar mi viaje hacia Venezuela. Ahí soy un exiliado político. Constituimos ahí el Comité Argentino de Lucha contra la Dictadura. Conseguimos un subsidio que se llamaba Prorrefugiados con todos los compañeros y en aquel momento la mayoría de los países de América Latina eran dictaduras una mini OEA, Haití, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Argentina, Colombia faltan muy pocos países. Todo lo que formamos ahí que era Fundalatin por los derechos humanos y el desarrollo social. Me acoge Venezuela como una segunda patria me permitió estar trabajando y luchando ahí todo estos años y ahora obviamente apoyando a la Revolución Bolivariana del Comandante Chávez, trabajando en el PCV soñando con algún día poder volver a la Argentina y seguir aportando en la construcción de una patria mejor para todos.

¿Cómo estás insertado económicamente en este momento en Venezuela?

Tengo una pequeña PYME que trabajo en comercio internacional, hago comercio exterior, anteriormente trabajé en otra empresa haciendo lo que había aprendido en la facultad, en Ciencias Económicas, Administración de Empresas haciendo trabajos administrativos. Siempre trabajé y vivo de eso.

¿Cuándo volvés a Tucumán cómo lo ves?

Vengo a Tucumán con esa terrible solidaridad con esa epopeya humana que son las Madres y los grupos de derechos humanos que durante casi 40 años vienen dando una muestra permanente en una militancia que muy pocos cuadros llevan adelante tanto tiempo. Y ahí están peleando contra un semejante enemigo. Veo muy bien esa parte que en la democracia se puede llevar adelante estos juicios que van a servir para un mañana distinto en la Argentina.

¿Cómo los ves a los militares?

Los militares se sentían Dioses dueños y señores del poder. Podían torturar, descuartizar, violar, matar como hicieron acá sin ninguna orden judicial, sin respetar ningún tratado internacional. Cualquier prisionero tiene derechos en el mundo. Acá no había nadie que te ampare, acá por un volante, por haber sido miembro del centro, por haber comido en el comedor a muchos compañeros los mataron. El tipo de ceguera obedecía a que los grupos económicos locales querían una supuesta limpieza social y política. Concentrar grande fortunas sin que nadie se les oponga. En realidad es eso lo que está en juego aquí.

¿Cómo ves las cosas ahora?

Sigo viendo pobreza, sigo viendo los problemas estructurales, viendo una universidad que no mira hacia su pueblo, no sé a dónde mira porque en realidad. No hay un debate de ideas. Me parece lamentable que casi 40 años que el comedor esté cerrado. Qué culpa tienen los chicos que necesitan comer. Es la única parte de la Argentina que el comedor no funciona es Tucumán. Es un atraso mental de las luces que debería tener la universidad y en realidad son oscuridades ¿cómo va a existir ese tipo de política? El verso de que no hay presupuesto es un verso viejísimo, no hay para lo que uno no quiere dar pero el dinero siempre está, siempre lo hubo en nuestra época nosotros tomábamos el rectorado y al otro día estaba el dinero entonces ¿hay o no hay dinero? Siempre lo hubo es un problema de relación de fuerza y de a quien tiene distribuir ¿no? No, pedimos la plata para nadie sino que la torta sea un poco más justa. Que todo el mundo pueda vivir estudiar trabajar, que sea más igualitaria la repartija de la torta. Hoy América Latina vive un proceso de integración de progresismo y de cambios revolucionarios que Argentina se está sumando a eso por lo tanto Tucumán no puede ser la isla del atraso. La isla de ideas conservadoras y de que se enriquezcan unos cuantos y que otros sigan viviendo mal. Por Félix Justiniano Mothe