El desagradable momento que atravesó la periodista Marisa Suárez en plena vía pública, el lunes pasado, dejó en evidencia las condiciones bajo las cuales decenas de cronistas de exteriores deben cumplir con sus tareas a diario.

La periodista Suárez hizo público un video en el cual comenzó a grabar a un conocido grupo de mecheras, del cual ya fue víctima personalmente, motivo por el cual sufrió una serie de agresiones físicas, verbales y amenazas. Según comentó a través de las redes sociales, este grupo de mujeres dedicadas a los arrebatos en la zona del microcentro, son conocidas tanto por la policía como por las autoridades judiciales. Inclusive tienen registrados ingresos en el sistema judicial, pero en cuestión de horas o días a más tardar, nuevamente se encuentran en las calles cometiendo delitos que son excarcelables, motivo por el cual recuperan rápidamente la libertad.

Para desplegar su tarea, las mujeres cuentan con apoyo logístico de menores de edad, quienes se limitan a estar un par de horas demorados antes de que el magistrado de turno tome la decisión de liberarlos ante la imposibilidad de tomar otro tipo de medidas.

La situación que le tocó atravesar a Marisa Suárez motivó el enérgico repudio por parte de la Asociación de Prensa de Tucumán, ya que la periodista sólo se limitó a cumplir con su trabajo, motivo por el cual sufrió una andanada de agresiones.

“Esto expone las condiciones bajo las cuales los compañeros deben cumplir con sus tareas durante las coberturas en exteriores. Realmente es preocupante y esperamos que las autoridades policiales y judiciales tomen las medidas necesarias para garantizar el libre ejercicio de la profesión”, expresó la APT.