Los dueños y encargados de supermercados y autoservicios mayoristas ya se resignan a que su volumen de ventas no mejorará en los próximos meses. Más aún, se preparan para un achicamiento de la actividad que podría redundar en despidos.
El pesimismo se hizo evidente en la publicación por parte del Indec de la Encuesta de Tendencia de Negocios, conocida este martes, que tiene alcance nacional. Allí, comerciantes de todo el país expusieron su situación actual y sus expectativas para los próximos meses.
A la hora de explicar cuáles son los factores que limitan su capacidad para aumentar la actividad comercial, el 61,6 % de los encuestados señaló que es por la baja de la demanda. La respuesta casi triplica a los que señalaron que no se pueden expandir por el costo laboral (23,3%) y a la competencia en el sector (5,5%), que fueron, en orden de importancia, los más importantes de los factores que inciden en el tema. Al respecto, vale señalar que hace 3 meses la demanda, si bien representaba un problema importante, afectaba al 59,3 % de los encuestados.
De la misma manera, apenas el 6,8% consideró que la situación comercial de la empresa es “buena”, mientras que el 65,8% dijo que está en una situación normal y el 27,4% la calificó de “mala”.
De cara a los próximos meses (el período julio-septiembre), el 80,8% entendió que el panorama se mantendrá igual y apenas el 15,1% cree que podrá mejorar. Más aún, el 17,8% afirma que la cantidad de mercadería que pedirá a sus proveedores disminuirá.
El oscuro panorama puede derivar en la destrucción de puestos de trabajo: el 23,3% (es decir, uno de cada cuatro comerciantes) cree que en los próximos tres meses bajará el número de personas empleadas en su empresa.
Con esas y otras respuestas el Indec armó su Indicador de confianza empresarial de supermercados y autoservicios mayoristas (ICE), que el mes pasado bajó 1,8%. Fue el segundo descenso consecutivo de ese indicador (en mayo había retrocedido 4,3%). Así se consolidó una tendencia hacia la baja que puso fin a un ciclo positivo que, con alguna excepción, se venía manteniendo desde septiembre del año pasado.
En ese sentido, la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados parece haber influido en la caída de la demanda y de las consiguientes menores ventas, que se ve reflejada en otros informes de consultoras que analizan los patrones de consumo. Allí también se advierte una migración de buena parte del público hacia negocios de cercanía, donde realizan compras pequeñas, ante la imposibilidad de hacer acopio de productos de primera necesidad.
