Tras 139 días de intervención del municipio, el Concejo Deliberante quedó establecido con una división exacta de 5 a 5 entre el oficialismo y la oposición, anticipando una etapa de intensa negociación y debate.
Esta nueva conformación es el resultado directo del quiebre político generado por la intervención dispuesta el 9 de junio de 2025. De los diez concejales que integraban el cuerpo legislativo al momento de la disolución, ocho buscaron renovar su banca, pero solo un grupo reducido lo logró:
Solo cuatro de los exconcejales lograron recuperar su asiento en el cuerpo deliberativo:
José Calderón, Marcelo Ogas y Ana Campos: Reelectos bajo el sello del Frente Tucumán Primero, la fuerza política que llevó a Bruno Romano a la intendencia.
Adolfo Díaz Chavero: Renovó su banca por el frente Cambia Alberdi, alineado con la oposición.
El resto de los exintegrantes del Concejo Deliberante corrió distinta suerte:
José Albano Lorú: No pudo postularse debido a su situación procesal en una causa federal.
Matías Romano: Hermano del actual intendente, decidió no participar en los comicios.
Luis María Díaz Augier: Se postuló como candidato a intendente y alcanzó un histórico 38% de los votos, pero dejó la banca.
Antonia Tula, Rebeca Figueroa y Emilio Medina: Se presentaron en listas locales, pero no obtuvieron el caudal necesario para ser electos.
En definitiva, la disolución del Concejo y la intervención marcaron un punto de inflexión. La mayoría de los protagonistas de la política alberdiana volvieron a competir, pero la nueva relación de fuerzas en el Concejo Deliberante —equilibrada en 5 y 5— es la que dominará el nuevo mapa político local bajo la gestión de Bruno Romano.
