Este miércoles se llevó a cabo en la Ciudad Sagrada de Quilmes el Taller para el Desarrollo del Enoturismo en Tucumán, una jornada clave para fortalecer la estrategia provincial vinculada al turismo del vino.
El encuentro tuvo lugar en uno de los sitios arqueológicos más importantes de Sudamérica, un escenario que permitió contextualizar el valor cultural, patrimonial y territorial que el enoturismo representa para la provincia.
La capacitación reunió a productores, emprendedores turísticos, prestadores de servicios y referentes del sector, y contó con la presencia del presidente del Ente Tucumán Turismo (ETT), Domingo Amaya, la vicepresidenta Inés Frías Silva y el secretario general Marcos Díaz. También participó la referente de la Ruta del Vino en Altura, Ana Cristina Nores, junto a equipos técnicos y especialistas del Ente y el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Durante la jornada, los representantes del CFI desarrollaron los principales lineamientos del Plan de Acción para el Desarrollo del Enoturismo, iniciativa nacional que integra formación, diagnóstico territorial y articulación público-privada.
Dentro del cronograma, se dedicó un bloque especial a las líneas de créditos vigentes para proyectos vinculados a experiencias enoturísticas, brindando herramientas concretas para la inversión, el crecimiento y la profesionalización del sector.
“Nuestro vino es especial y distinto al de otros puntos turísticos donde se desarrolla este producto; lo diferencia su hacer en altura, la mística de la Ruta 40 y el valor de sus localidades, en astronomía con Ampimpa y en arqueología como esta Ciudad Sagrada de Quilmes en la que nos encontramos junto a los bodegueros para capacitarlos”, afirmó Amaya.
“Tucumán fue una de las primeras provincias en adherir a esta iniciativa de CFI y es una muestra más de la línea clara que marca el Gobierno de Tucumán bajo la gestión de Osvaldo Jaldo, de apoyar a los privados para que desarrollan, para que creen y amplíen puestos de trabajo”, contó el titular del ETT.
Frías Silva resaltó lo significativo de la jornada y destacó cómo la propuesta demostró “que no se necesita una enorme cantidad de dinero para crear una experiencia memorable; desde ese punto, fue muy interesante analizar junto a los propietarios de las distintas bodegas de qué manera podemos avanzar en propuestas que mejoren la visita de todos aquellos que se interesen por este producto”.
“Nuestro programa de fortalecimiento está inscrito dentro de otro más grande, relacionado a la mejora de todo el sector vitivinícola del país. Tucumán es una de las dieciséis provincias que produce vino y era fundamental traer este taller a la provincia”, dijo Marcela Cardillo, jefa del área de Promoción y Desarrollo de las Industrias Culturales y el Turismo de CFI.
“Una de las ideas centrales que queremos bajarles a los bodegueros es que el enoturismo no es un producto de consumo para especialistas o apasionados: hay muchos caminos para acercar una oferta atractiva al turista en general”, manifestó.
Los asistentes valoraron la jornada
El taller incluyó módulos teóricos y prácticos sobre diseño de experiencias turísticas, identidad territorial, integración del vino con la gastronomía y la cultura, marketing digital, estrategias de comercialización y construcción de productos competitivos. Los participantes trabajaron además en dinámicas grupales orientadas al diseño de microexperiencias enoturísticas basadas en la autenticidad y la narrativa local.
“Tenemos territorio, tenemos capacidad de gestión, tenemos un excelente producto y muchas veces lo que falta es encontrar la forma de monetizar todo eso. Esta jornada nos informa sobre formas de solventar ese problema y además pone en valor la riqueza de nuestro suelo, que en este caso va dentro de una botella”, dijo Horacio Díaz, de la Bodega Comunitaria Los Amaichas.
En la misma línea se expresó la propietaria de la bodega Luna de Cuarzo, Silvia Gramajo, quien enfatizó que “el torrontés se da de manera inmejorable dentro del Valle Calchaquí; incluso se podría ofrecer la uva para degustación en tiempos de vendimia o antes”.
“Nosotros recibimos a nuestros visitantes como si fueron unos amigos que nos visitan en casa; es una experiencia muy satisfactoria porque está ese matiz de amistad, de todo lo que sale del corazón, la solidaridad, es algo que complementa la información sobre el producto que tiene características muy únicas como su amplitud térmica y la cantidad de sol que recibe el viñedo”, detalló la empresaria.
Por último, Luis Rolando Díaz, de Altos La Ciénaga, examinó la situación de las bodegas que integran la Ruta y celebró el éxito cosechado en el último año, con varios premios internacionales a las etiquetas tucumanas.
“No obstante soy consciente que tenemos para crecer mucho más todavía, por nuestra calidad y nuestro potencial; cada cepa que se implanta y adapta al valle resulta en una expresión distintiva de sabor, con excelencia”, resumió.
Desde el Ente Tucumán Turismo se destacó que este tipo de instancias fortalece la red de actores vinculados al turismo del vino y contribuye a la diversificación de la oferta provincial. Se avanza así en la consolidación de un modelo sostenible, innovador y articulado, capaz de posicionar al enoturismo como un motor de desarrollo económico y cultural en los Valles Calchaquíes y en el conjunto del territorio.
El taller cerró con una síntesis de los principales aportes y con la presentación de los próximos pasos del Plan de Acción, que prevé nuevas instancias de formación, visitas técnicas, trabajo en red y estrategias de posicionamiento a nivel nacional e internacional./Ente Tucumán Turismo
