Silvia, es tucumana y hace 32 años que reside en Melbourne (Australia). Es psicóloga, periodista y cuando se casó con Brett su apellido a pasó a ser Keneth.

Mediante una video llamada con Primerafuente, Silvia contó que el virus Covid-19, llegó a su ciudad en marzo pasado y que las primeras cuatro semanas el Gobierno declaró la cuarentena extrema donde la gran mayoría permaneció en sus hogares. Luego y al igual que en Argentina y muchos países del mundo, se fueron flexibilizando las actividades.

A fines de marzo, se declaró la cuarentena porque contaban con 10 a 15 casos positivos por día. Melbourne es una ciudad que cuenta con casi 5 millones de habitantes y es la segunda ciudad más poblada de Australia, siendo la capital de Victoria.

“Parecía que la cuarentena estaba bien controlada hasta el 5 de julio. Porque teníamos de entre 10 y 15 contagios. Luego se fue incrementando de a 40 casos y hoy (por este jueves 23 de julio), se registraron más de 400 casos”, explicó Silvia quien, además, agregó que aquellas personas que se les detectaba el coronavirus eran ubicadas en los hoteles para realizar el aislamiento y allí se multiplicaron los casos, al igual que en una escuela extranjera.

La tucumana contó que volvieron a la fase tres y que los controles ahora son estrictos con importantes multas que van desde los 200 a 1.600 dólares.  “Estábamos en la última fase. Nos relajamos mucho y retrocedimos. Nos salió el tiro por la culata”, dijo lamentándose.

Con respecto a la postura de la ciudadanía en respetar la cuarentena, Silvia relató que en un principio se respetaba a raja tabla las medidas adoptadas, pero con el tiempo la gente -en minoría- empezó a cuestionarlas. “Mucha gente al tener incertidumbre en lo laboral empezó a irritarse con comportamiento agresivos”, señaló.

“Nosotros vemos desde acá, que en Argentina se tomaron decisiones más importantes que otros países dentro de Latinoamérica. Todos comentan esto cuando ven como están las cosas en Chile, Perú, Brasil o en México. Piensan que la economía es más importante y si no erradicamos este virus no va a ver ninguna económica”, sostuvo la psicóloga.

La gran mayoría de los ciudadanos trabajan desde sus casas, exceptos aquellos que deben hacerlo en fábricas, mataderos y otras actividades esenciales. Contó que los alumnos de cursos más avanzados deben asistir a las escuelas. Al igual que en otros países, en el principio de la cuarentena había faltantes de papel higiénico, relató esta situación como anecdótico.