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En Monteros se pusieron de moda los ataúdes “tuneados”

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Esta curiosa modalidad de personalizar ataúdes es una novedad en Monteros. Con un costo aproximado a los $7.000, una empresa fúnebre es la encargada de resaltar la vida sobre la muerte.

Con la idea es resaltar las pasiones que el fallecido tuvo en vida, por un deporte, un equipo de fútbol, un estilo de música; este peculiar servicio de funerales personalizados o “temáticos”, novedoso por esta parte del país, ya marcan tendencia al menos en las grandes ciudades.

Algunos de los cofres exhibidos, que son fabricados en Buenos Aires, están pintados con los colores de los dos clubes de futbol más importantes del país Boca y River.

A lo largo de la historia ricos excéntricos, pintores, escritores, narcotraficantes, entre otros, han querido de alguna manera reflejar parte de su vida, sus obras, su talento, sus miedos, etc., “tuneando” el féretro a su medida. Tal es el caso del reconocido pintor argentino Quinquela Martín. El artista se fabricó su propio ataúd y sobre madera pintó una escena del puerto de La Boca.

El primer ataúd de seguridad del que se tiene constancia fue diseñado a petición del Duque de Brunswick antes de su muerte en 1792. Este ataúd estaba dotado de una ventana que permitía la entrada de luz, así como un tubo para suministrar aire fresco al ataúd. En vez de tener una tapa que fuera cerrada con clavos, tenía una tapa que se cerraba con una cerradura. Dentro de un pequeño bolsillo dentro del féretro, se situaron dos llaves, una para abrir el ataúd, y otra la tumba donde se situaría, aunque estas llaves nunca llegarían a ser usadas.

En México el excentricismo y el derroche de dinero por parte de los seguidores de algunos narcotraficantes, ha llevado a crear Impresionantes mausoleos con salas de visitas, habitaciones, terrazas para hacer fiestas y hasta blindajes albergan los cuerpos embalsamados de los principales capos narcos muertos por todo México.

Como si de faraones se tratara, los cárteles rinden pleitesía a sus jefes muertos gastando enormes fortunas en cortejos fúnebres y cementerios privados.

Por Rafael Medina