De no ser por el funcionamiento del laboratorio, que se fue perfeccionando y complejizando con el tiempo, una cantidad importante de obras -780 están en reserva- se habrían perdido y con ellas el nombre y el arte de sus creadores.
La directora del Timoteo Navarro, Raquel Zeitune, explicó que hay una política de gobierno que busca que el arte “trascienda hacia adentro y hacia afuera”. Se trata de “un trabajo hacia el interior de los museos con la investigación, con un trabajo científico como el que se está realizando”, pero también añade que hay una mirada “hacia la educación”.
Sobre este punto, Zeitune, señaló: “la educación no puede dejar de estar en los museos, porque si no educamos y no hacemos que las nuevas generaciones comprendan la función del museo, que el museo no es un lugar aburrido donde solo hay cosas antiguas sino que muestra que el patrimonio está vivo y que se lo puedo relacionar con una historia familiar, una historia que me traiga una nueva historia o con un juego; trabajamos así con todas las muestras desde el área educativa, tratando de que las escuelas vengan y participen”. En este sentido, informó que en los últimos años más de 10.000 chicos visitaron este museo ubicado en calle 9 de Julio primera cuadra.
Uno de los cuadros que más emociona cuando uno empieza a recorrer las salas del Timoteo Navarro es el óleo “Viejo puente de Barracas”, del artista Benito Quinquela Martín. Este magnifico cuadro de 1,60 x 2 metros, que data de la década del 30, pudo ser rescatado del paso del tiempo gracias al trabajo que desarrollan los técnicos del laboratorio de restauración.
La encargada del área es Cecilia Barrionuevo. Ella es licenciada en arte y pudo hacer una especialización en restauración en la Universidad Complutense de Madrid, España. Hoy destaca que la provincia, a través del Ente Cultural Tucumán, cuente con este laboratorio: “Gracias a dios tengo la posibilidad de trabajar en lo que he buscado durante tantos años, tengo muchas formaciones en otras carreras pero esto es lo que me llenó completamente y poder hacerlo en mi provincia es increíble”.
La experta, señaló que la labor que desempeña junto a su equipo se centra en “rescatar las obras de nuestro patrimonio, especialmente en lo que es pintura sobre tela o papel, para acondicionarlas y ponerlas en valor y así transmitirlas al público visitante y a toda la población de la provincia. Es un trabajo muy arduo; por momentos muy complicado, hay que tener especialización en física y química para poder conocer los materiales de los que están compuestos los cuadros”.
Por las manos de Cecilia Barrionuevo han pasado obras de Emilio Pettoruti, Antonio Berni, Antonio Terragni, Luis Lobo de la Vega, Eugenio Salas, Ezequiel Linares y del propio Timoteo Eduardo Navarro. Las que ella recuerda con gran satisfacción son tres: por su antigüedad, la de Gabino Castro, “Retrato de Una Dama” de 1840; por su cercanía con la artista ya que fue su profesora, un tapiz de Marta Forté; por su peso y significado para el arte en general, el oleo “Viejo puente de Barracas”, del artista