Guillermo Luque y Luis Tula recuperaron la libertad hace 9 y 5 años respectivamente, tras cumplir dos tercios de su condena. Un informe de perfil.com cuenta cómo viven.
Este 8 de septiembre
se cumplen 25 años del brutal asesinato de María Soledad Morales. El crimen que
revolucionó el país destapó una trama de intereses políticos vinculados a
clanes familiares en una provincia semi-feudal como Catamarca. Los dos
imputados por el homicidio, Guillermo Luque (49) y Luis Tula (51)-ex novio de
la joven-, recuperaron la libertad hace nueve y cinco años respectivamente,
tras cumplir dos tercios de su condena.
El hijo del ex
diputado Ángel Arturo Luque fue arrestado por ser considerado autor material
del crimen. A pesar de que su padre trató de usar todas sus influencias en el
gobierno catamarqueño para que Guillermo saliera impune del homicidio, el 28 de
febrero de 1998 fue condenado a 21 años de prisión.
El 12 de abril de 2010
la jueza catamarqueña Alicia Cabanillas le otorgó la libertad condicional tras
14 años entre rejas por su "impecable" comportamiento como
presidiario. Tras ser liberado, Luque sostuvo que no participó en el crimen y
que fue “un preso inocente”. Se mudó con su padre en su residencia "Puerta
de Hierro" (nombre inspirado en la residencia de Perón durante su exilio
en España) de Valle Viejo, a unos diez kilómetros al este de la capital de
Catamarca, hasta un año más tarde cuando el ex diputado falleció.
Luque actualmente se
dedica a negocios inmobiliarios que gestiona a través de su página de Facebook,
puesto que nunca terminó sus estudios de derecho en Buenos Aires ni tampoco
siguió los pasos de su padre en el mundo de la política. Se separó de su mujer
Florencia Alustiza.
Tula, condenado a 9
años de prisión por ser partícipe secundario del asesinato, aprovechó los 6
años que estuvo en el penal Julio Herrera en Catamarca para arrancar sus
estudios en derecho. Salió en libertad en el año 2006 y en noviembre de 2009
juró como abogado en el foro local tras graduarse en la Universidad de La
Rioja.
Separado de su pareja
de entonces, Ruth Salazar, actualmente vive en Catamarca. Ejerce como abogado
especializado en Derecho Penal con la
matrícula 1.941. En uno de sus últimos casos tuvo que asesorar a un docente
acusado de haber manoseado a un adolescente en cercanías a la Terminal de
Ómnibus, según informó el sitio catamarqués El Ancasti. Trata de evitar el
contacto con la prensa y mantiene una vida de bajísimo perfil.
Pero Luque y Tula no
fueron los únicos en la mira de la justicia por el crimen. La Cámara en lo
Penal de Segunda Nominación ordenó detener a Eduardo "El Loco" Méndez
y a Hugo "Hueso" Ibáñez, amigos de Luque, por ser considerados coautores
de la violación seguida de muerte, agravada por el uso de estupefacientes, al
haber participado de la reunión en la que la joven perdió la vida. Ambos fueron
encarcelados y procesados, aunque finalmente fueron sobreseídos por falta de
pruebas.
Varios testigos
afirmaron en aquel entonces que vieron a Méndez en el boliche Clivus la noche
en la que María Soledad fue vista con vida por última vez, motivo por el cual
el hombre fue investigado. No obstante, en agosto de 1999 el juez José Antonio
Carma sobreseyó a "El Loco" de forma definitiva luego de la
declaración de Jesús Muro, el barman del local, quien se retractó de sus dichos
que lo señalaban como uno de los participantes de las “orgías” que se
realizaron en el lugar.
Dedicado al sector del
comercio, Méndez falleció el 26 de mayo de 2012
a los 47 años luego de haberse sometido a una operación para colocarse
un cinturón gástrico en el Sanatorio Privado de Catamarca. Su familia denunció
al centro médico por mala praxis.
Por su parte, Ibáñez
estuvo prófugo de la Justicia durante un mes en 1998 tras conocerse el fallo en
contra de Luque y Tula, aunque fue detenido treinta días después en la casa
familiar. Durante el proceso judifical fue señalado en reiteradas ocasiones
como un supuesto tratante de blancas, que proveía de mujeres jóvenes a hombres
relacionados con el poder. Al igual que Méndez, en agosto de 1999 fue
sobreseído.
El 23 de septiembre de
2013, Ibáñez murió debido a las secuelas que le dejó un derrame cerebral que
sufrió previamente, que le había causado además una parálisis parcial de su
cuerpo. (perfil.com)