Los que conocen a Pablo Toviggino dicen que no le gusta el
fútbol. O, al menos, que no le gusta como a la mayoría de los dirigentes, su
verdadera pasión son los caballos de equitación. Sin embargo, sabe muy bien que
ninguna actividad ecuestre le hubiese permitido atesorar el poder que acumuló
en el piso tres de Viamonte 1366, la casa de papel que gobierna Claudio Tapia
desde hace casi tres años.
A Toviggino no lo reconocerían en casi ninguna cancha, pero
es el hombre con más poder dentro de la estructura de la AFA. A veces incluso,
se jacta de tener más poder que el propio Tapia, al que llama “comandante” a
pesar que se autopercibe como peronista. Un peronista con algunos manejos
discrecionales más emparentados al viejo feudo provincial de la familia Juárez,
que conoció de cerca, que a los valores de transparencia y ética que la AFA
publicita cada vez que puede.
Con un cultivado perfil bajo y trabajando de la mañana a la
noche en la oficina ubicada estratégicamente al lado de la de Tapia, Toviggino
se convirtió en un hombre poderoso pero casi desconocido.
Nacido en Rosario, dueño de campos y de un establecimiento
dedicado a la actividad ecuestre, Toviggino es un caso raro, creció y subió sin
tener una institución como referencia. Fue vicepresidente de Comercio Unidos de
Santiago del Estero, desde ahí ayudó a construir la plataforma que llevó a
Tapia a la presidencia y fortaleció su poder en el fútbol del interior hasta
llegar a presidir el Consejo Federal de la AFA.
Audaz e inteligente, Toviggino fortaleció la construcción
del interior mientras diluía a través de la reestructuración de la Primera B
Nacional el poder de Ascenso Unido, el viejo grupo integrado por clubes
metropolitanos que había respaldado la candidatura de Tapia.
Al mismo tiempo que Toviggino crece en la AFA, crecen los
clubes santiagueños, a Central Córdoba lo mantuvo en primera con la suspensión
de los descensos, Mitre se consolida en la Primera Nacional y Guemes ascendió
al Federal A en una final escandalosa.
Por el bien de San Martín y del fútbol tucumano es de esperar que los tentáculos de Toviggino dejen de posarse sobre la institución de ciudadela y que el fallo del TAS a favor de AFA, sea el final de una pelea que no hizo más que perjudicar a San Martín futbolística y económicamente