“Todos los industriales azucareros del país tuvieron algo que ver con el asesinato de Atilio Santillán y de 130 obreros más. Además de eso, también son responsables de lo que ocurrió con los ingenios en Tucumán. Fueron 4 industriales azucareros de Tucumán, más Carlos Pedro Blaquier de Ledesma”, sostuvo Santillán en una charla que mantuvo con David Correa y Oscar Gijena para el programa “El Conejo Negro”.
Las duras expresiones del histórico peronista apuntan al proyecto
presentado por la Federación Económica de Tucumán, desde donde proponen ciertos
beneficios impositivos, aportes no reintegrables, subsidios y reintegro de inversiones
para empresas tucumanas, a modo de resarcir el daño económico ocasionado por el “Operativo
Tucumán”, que entre otras cosas provocó el cierre de 11 de los 15 ingenios
tucumanos durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, en 1966.
Para Santillán, el proyecto elevado por la FET es “una copia
del Operativo Tucumán, con el que solo buscan hacer negocios un grupo de
delincuentes, como es el caso de Rocchia Ferro y Catalina Lonac. La gente se
tiene que dar cuenta que no pueden seguir ignorando estas situaciones. Rocchia
Ferro se hizo del ingenio San Pablo con dinero de las arcas provinciales y el
poder político de la provincia es cómplice de toda esta situación”, señaló.
El verdadero plan de “Reparación Histórica”, sostiene el
dirigente, comenzó a cristalizarse en 1973 con el retorno del peronismo al
poder. “Para 1976, el cuerpo de delegados de la Fotia elabora un plan de reparación
de los ingenios, que buscaba materializar las luchas del gremio y de los obreros.
Dentro del plan, que se comenzó a ejecutar con la llegada del general Perón,
logramos que se firme la resolución presidencial para la reapertura del ingenio
Terán, Santa Ana, Santa Lucía, Los Ralos y San Antonio, una resolución que aún
no se cumplió. Esa reparación es lo que buscaron hacer desaparecer los militares,
en conjunto con los empresarios, durante la última dictadura”, agregó.
En este sentido, recordó que dicha iniciativa se concretaría
con la producción de la empresa CONASA y que además se gestionaría la nacionalización
de la actividad azucarera para que nunca más se cierre un ingenio. “Se
terminaba el monopolio azucarero", apunta. “Lo que pasó en realidad es que
los industriales pagaron 4.640.000 dólares, mediante una ley tramposa, a Bussi
por esos crímenes. Luego, el genocida Bussi abrió cuentas en el país y en el
exterior, a nombre de sus hijos José Luis y Ricardo, hija y esposa. Es su hijo
Ricardo (actual legislador de la provincia) el que disfruta de esa plata mal
habida”, subrayó.
Para Santillán está más que claro que este proyecto de la FET,
al igual que el de Onganía en aquella época, es parte de un plan para quedarse
con el monopolio azucarero en Tucumán. “Ellos fueron los que impulsaron el
cierre de los ingenios en la década del 60 y ahora hablan de reparación”, insistió.
Por otro lado, el peronista aseguró que algunas de las empresas que se
verían beneficiadas de aprobarse el proyecto de la FET, pertenecen a las familias de los ideólogos,
además del cierre de los ingenios, del golpe de Estado de 1976. “El fiscal federal
Francisco Delgado realizó una investigación que sustenta todo esto que estoy
denunciando. Él comprobó que en la calle Azcuénaga 1662, en Capital Federal, propiedad
de Carlos Pedro Blaquier, comenzó a planearse el golpe de Estado a Perón en 1973.
Los civiles que llegan al poder son todos de esta rama: Martínez de Hoz es socio
de Blaquier desde 1946; Nicholson (padre de un directivo de la empresa Ledesma)
también tuvo un cargo de preponderancia con respecto a CONASA; también estaba Jorge
Zorreguieta, padre de la reina Máxima, que también es un delincuente; por
último, Prat Gay, que asumió un cargo en el Banco Nación”, sentenció.
El cierre de los ingenios
El 22 de agosto de 1966, el decreto 16.926 firmado por Juan
Carlos Onganía dispuso la intervención de siete ingenios tucumanos, dando
inicio a la crisis total de la industria madre tucumana. Hacia 1968, cerraron
los ingenios San José, Nueva Baviera, San Antonio de Ranchillos, Los Ralos,
Amalia, Santa Ana, Santa Lucía, Lastenia, San Ramón, Mercedes y Esperanza, lo que
dejó sin trabajo a más de 50.000 tucumanos y obligó a migrar a Buenos Aires o
Rosario a más de 200.000 comprovincianos, un cuarto de la población de la
provincia, buscando nuevas posibilidades laborales y condenando al olvido a
campos y parajes del este y sur de Tucumán.
El proyecto de la FET
El proyecto de Ley Nacional contempla que el "Régimen
de Reparación Histórica Productiva de Tucumán" beneficiaría a empresas
radicadas en nuestra provincia que incrementen su capacidad instalada y
personal contratado o aquellas que se radiquen en territorio tucumano con
planta permanente de por lo menos 50 empleados. A las mismas se propone otorgar
beneficios principalmente impositivos:
a. Exención parcial de tributos nacionales a las empresas y
emprendimientos que general radicaciones industriales y productivas que generen
mano de obra en la Provincia de Tucumán.
b. Reintegro parcial las inversiones en obras de
infraestructura y de nexo, necesarias para la ampliación y/o instalación que
realicen las empresas industriales y productivas anteriores.
c. Subsidios parciales de las tasas de interés de las líneas
crediticia o de asistencia financiera para la inversiones y capital de trabajo
que tales empresas lo requieran para su instalación y capital de trabajo.
d. Aportes no reintegrables a la Provincia de Tucumán para
la ejecución de las obras viales, energéticas, logísticas, hídricas,
sanitarias, etc. que se requieran para la creación de parques industriales e
instalación de las empresas antes citadas.
e. Otros que pueda disponer el Poder Ejecutivo.
f. Las exenciones y subsidios podrán ser de aplicación con
una disminución escalonada de mayor a menor, para permitir una adaptación
progresiva al efecto que la eliminación de los mismos genera en las estructuras
económicas de las actividades productivas.
Por su parte, el proyecto de Ley Provincial establece los
mismos términos y propone los siguientes beneficios para empresas radicadas o
que se instalen en la provincia:
a. Exención parcial de tributos provinciales.
b. Reintegro parcial las inversiones en obras de
infraestructura y de nexo, necesarias para la ampliación y/o instalación de las
mismas.
c. Colaboración y trámite urgente de las factibilidades de
servicios públicos, permisos, certificados medioambientales, registraciones
inmobiliarias y catastrales, finales de obra, habilitaciones, etc. que
requieran las empresas que soliciten la inclusión en dicho régimen.
d. Otros que pueda disponer el Poder Ejecutivo.