Quizás por el feriado de mañana o por la insatisfacción ciudadana frente a la oferta electoral, la cantidad de votantes bajó ligeramente -1,34%- en este balotaje respecto de los comicios del 22 de octubre, y alcanzó el 76,31% del padrón. En la jornada de este domingo, hubo 533.202 votantes menos que en las generales.
Esta segunda vuelta es la segunda elección presidencial con más baja concurrencia desde 1983, solo por encima de las PASO de este año, cuando había sido del 70,43%.
Fueron 26.863.246 los votos emitidos, de los cuales 14.476.462 (55,69%) fueron para Javier Milei y 11.516.142 para Sergio Massa (44,3%).
Hubo 8.330.739 electores ausentes, ya que en octubre habían sido 27.100.675 los que concurrieron a votar.
La participación electoral en los comicios generales del 22 de octubre había sido del 77,65%, más de siete puntos por encima de la concurrencia en las Primarias, cuando había votado el 70,4% del padrón, la más baja desde 1983.
Entre las elecciones de agosto y octubre hubo 2.165.092 ciudadanos más que concurrieron a las urnas (27.100.675 en las generales contra 24.935.583 en las PASO).
En esta menor concurrencia a las urnas puede haber influido que una porción de los 6,2 millones de votantes que en las generales habían votado por Patricia Bullrich decidieron no concurrir a las urnas al no encontrar en Massa o Milei una opción que los satisfaga.
Pero si bien se especulaba que una parte de ese universo habría optado por el voto en blanco, solo 366.389 eligieron esa alternativa, apenas el 1,55%.
Qué pasó en 2015
En la segunda vuelta de hace 8 años, el único antecedente de balotaje que registra nuestra historia desde su implementación en la reforma constitucional de 1994, la participación bajó respecto de la general, pero levemente. Hubo 113.203 votos menos y pasó de 81,07% en la primera vuelta a 80,77% en la segunda vuelta.
Esta ligera caída revela que no hubo nuevos votos en esa segunda instancia, sino una redistribución de los que habían recogido las otras fuerzas.
Participación electoral en democracia
El Observatorio de Política Electoral del Ministerio del Interior detalla que, desde el retorno de la democracia, la participación electoral siempre estuvo por encima del 70%, con la única excepción en las elecciones legislativas de 2021, que se hizo en medio de la pandemia por el COVID-19.
En ese momento, en las PASO la participación fue del 67,8 % del padrón, la elección con más baja participación de las últimas décadas, mientras que en los comicios generales ese el porcentaje se elevó a un 71%.
Según el relevamiento de datos históricos, las cifras más altas de participación se registraron en las elecciones de los años 1983 y 1989 superando más del 85% en los dos procesos electorales inmediatamente posteriores a la recuperación democrática.
En las elecciones siguientes de la década de 1990 los porcentajes bajaron, pero no de manera considerable, ya que la participación se mantuvo en un 82%, hasta el 2003, año en el que comenzó a bajar y se mantuvo por debajo del 80%, salvo en las generales de 2015 y 2019.
Tras la crisis económica, política y social desatada a principios de siglo, el porcentaje de la ciudadanía que ejerció su derecho al voto se mantuvo por debajo del 80% hasta el año 2015.
En las elecciones presidenciales de 2019, la participación en las PASO estuvo en un 76,40%, pero en las generales el porcentaje superó el 80%. Esta tendencia de menor participación en las PASO respecto de los comicios generales se repitió desde que se implementaron las internas abiertas obligatorias, en 2011.