Pese a la proximidad del día del niño, el movimiento de argentinos a Bolivia para comprar juguetes en nada se parece a años anteriores. El tipo de cambio con la moneda boliviana prácticamente hizo desaparecer el comercio de frontera con el país vecino y eso se nota a simple vista con cientos de comercios casi vacíos.
Antes, la afluencia en la semana previa a la celebración de los días del padre o del Niño era una constante, pero en la actualidad las ventas en los comercios de las dos localidades de Bolivia registran un descenso de más de un 80 por ciento y nada indica que esto vaya a cambiar en el transcurso de los próximos días porque ya no es redituable.
De todas formas, la evasión fiscal de ese país aún les permite competir y ofrecer a menor precio productos electrónicos e indumentaria.
A la inversa, en los últimos meses las ventas de comestibles del lado argentino se han cuadruplicado y es por eso que el mayor movimiento en el puente internacional que une Salvador Mazza con San José de Pocitos lo registran los changarines bolivianos, quienes descargan grandes equipos de alimentos del lado argentino y en carritos trasladan la mercadería hacia los comercios de las localidades fronterizas.
El administrador de la Aduana de Salvador Mazza, Raúl Oscar Matwiejuk, al ser consultado por El Tribuno en relación a la actividad comercial en la zona de frontera, explicó que como lo establecen las reglamentaciones aduaneras desde hace años, rigen dos regímenes de compras: el de equipaje que habilita a los compradores argentinos a adquirir mercaderías por un máximo al equivalente de 150 dólares, y otro régimen de TVF -Tránsito Vecinal Fronterizo- que rige para los pobladores de la zona de frontera mediante el cual pueden comprar mercaderías en Bolivia por un máximo de 50 dólares. En ambos casos, los agentes aduaneros toman precauciones para determinar que lo que se adquiera sea para consumo personal y no con fines de comercialización.
“De hecho que, si una persona quiere comprar medias por 150 dólares, el sentido común indica que no será solo para su familia y en ese caso no se permite el ingreso de esa mercadería”.
Matwiejuk agregó, en relación al movimiento comercial actual, que estas últimas semanas “ha disminuido notoriamente el comercio, con una casi inexistente de compradores argentinos hacia Yacuiba y San José de Pocitos. Por el contrario, lo que tenemos en el paso internacional son compradores bolivianos que vienen a la Argentina para adquirir especialmente alimentos, lo cual favorece el comercio fronterizo nacional”.
El funcionario dejó en claro que “lo que se compra en nuestro país en concepto de alimentos mediante el régimen de TVF debe ser destinado a esas localidades de frontera, ya que aquellos que tienen destino a otras ciudades de Bolivia debe salir como importación, dándose cumplimiento a todas las obligaciones impositivas de rigor. Pero en definitiva y en relación a las celebraciones por el Día del Niño, la escasa afluencia de compradores con destino a Bolivia seguramente será beneficioso para el comercio y la reactivación económica de la zona norte de Argentina”.
El tipo de cambio ya no conviene
**1 a 1 es el valor de la moneda argentina respecto de la boliviana. No obstante, las mercaderías del lado boliviano siguen siendo mucho más baratas que en Argentina.
**Un pantalón de jean de primera marca en Yacuiba se compra por $120; una campera de muy buena calidad no supera los $300. Un conjunto para bebés ronda los $70.
**Entre San José de Pocitos y Yacuiba se registran más de 3.000 locales de venta de ropa, calzado, lencería; bazar, ropa de cama, alimentos, perfumería, productos de veterinaria; DVD, CD, marroquinería y otros.
**Pese las reglamentaciones aduaneras que prohiben la comercialización de mercaderías de Bolivia, los “pulgas” de Tartagal están atestados de juguetes que pasaron en pequeñas cantidades.
**El grueso de compras se hacían a través de tours desde diferentes provincias del país. Esos viajes ya no convienen y compran directamente en La Salada, sin correr el riesgo de perder toda la mercadería.