Luego de 35 años, Rosario Argañaráz volverá a Simoca, donde se educó, residió, trabajó, forjó con su esposa Rosa Maza una amplia familia compuesta de 9 hijos, y donde fuera secuestrado y ejecutado por un grupo de tareas al mando de militares, el 8 de enero de 1977.
Los restos serán entregados a su nieta, María de los Ángeles, y a su familia, que viajará desde Buenos Aires para estar presentes en la ocasión. Según recuerda María, “mi abuelo habría sido ejecutado a finales de abril de 1977 en el predio conocido como ex Arsenales”.
Según el relato de sus familiares, Rosario no perteneció a ningún partido político. La enemistad con algunos vecinos habría sido el detonante que llevó a su secuestro y posterior ejecución. “Apenas sabía leer y escribir. Era un hombre de campo que trabajaba duramente para mantener a sus hijos”, recuerdan.
De este modo, la Gendarmería Nacional hará entrega de los restos a la familia Argañaraz, quienes oficiarán una misa en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced (9 de julio esquina Gómez Llueca), hoy a las 10.30. Posteriormente Rosario Argañaráz será velado e inhumado en el cementerio de la ciudad de Simoca.
“Se cierra un etapa en nuestra vida. Ahora mi abuelo puede descansar con su familia”, soltó María de los Ángeles Argañaráz, nieta de Rosario y querellante en la megacausa unificada ex Arsenal II y ex Jefatura II, donde se juzgarán a 43 imputados, entre ellos el sacerdote José Eloy Mijalchik y el escribano Juan Carlos Benedicto, reciénteme capturado en la frontera paraguaya.
Los restos fueron identificados por expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (E.A.A.F) en las fosas comunes descubiertas en el predio del Ex Arsenal Miguel de Azcuénaga.
La investigación
A fines de marzo de 2011 se había detectado la primera remoción de tierra, y en esa ocasión se descubrieron restos, algunos de ellos parcialmente quemados. Junto con esos huesos, se hallaron proyectiles de armas de fuego, restos de ropa y de calzados. Según detalló el informe forense algunos de los esqueletos tenían las manos atadas y que había neumáticos que se habrían utilizado para iniciar el fuego.
La hipótesis preliminar, indica que primero se produjo la quema de cuerpos, después la remoción de la fosa mediante el uso de la máquina y, finalmente, el relleno. Los trabajos en el predio están a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con la colaboración del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán.