El próximo 1° de enero, el 2016 no será lo único que se extinguirá para quienes habitan la Ciudad de Buenos Aires. Es que a partir de 2017, y gracias a una resolución del Gobierno porteño, los supermercados no podrán entregar más bolsas desechables. En Tucumán, se restringió la entrega de las bolsas de plástico a partir de su venta.
Sobre este inminente cambio en la vida cotidiana es que Martín Jersonsky viene trabajando hace 6 años desde Ecofactory, la fábrica de bolsas reutilizabes que él mismo fundó, y que hoy provee con alrededor de 3 millones de bolsas mensuales a cadenas como La Anónima, Jumbo, Easy, Carrefour, Coto y Wal-mart.
“Diez años atrás, trabajando en una empresa que fabricaba estas mismas bolsas pero cocidas, vi la necesidad de hacer de este un producto masivo; y para ello había que automatizar la producción”, cuenta Jersonsky, licenciado en Economía por la Universidad de San Andrés, en diálogo con Apertura.com.
Gerente general también de Promofactory, otro emprendimiento de su propiedad dedicado al diseño y la fabricación de productos y piezas gráficas de comunicación y promoción, Jersonsky dedicó años a buscar la forma de conseguir la maquinaria necesaria para no importar las bolsas reutilizables de países con mano de obra subpaga como Vietnam o Myanmar.
“Empecé a hacer algunos estudios hasta dar con un ingeniero que fabricaba las máquinas para hacer el papel de los álbumes de fotos, hecho también de polipropileno (N.d.R.: el material del que están hechas las bolsas)”, relata el emprendedor. Su empeño por producir a nivel local y a gran escala las bolsas se fundamentaba en una razón clave.
“El polipropileno se obtiene del gas propano que se extrae como subproducto de la producción de combustible, de los pozos de petróleo de Neuquén; y no todos los pozos de petróleo del mundo tienen este gas, ni todos los países tienen la tecnología para obtenerlo”, destaca Jersonsky, que insiste: “El propio recurso básico del producto era naturalmente argentino y abundante; fabricarlo acá tenía todo el sentido”.
El economista viajó en 2009 hasta China para testear el polipropileno argentino en máquinas con tecnología oriental, a las que luego traería al país para añadirles desarrollos locales. “Me fui hasta allá con un rollo de tela, y como el producto final nos satisfizo, a los meses llegó la primera línea de maquinaria y nació Ecofactory”, recuerda Jersonsky.
Tras una inversión inicial de alrededor de U$S 150 mil, Ecofactory empezó a funcionar en 2010 en las ligas mayores. Su primer cliente fue La Anónima, la cadena de hipermercados con fuerte presencia en la Patagonia que aboga por el cuidado del medioambiente; le siguieron Wal-Mart –que funcionó como puerta para el emprendnedor para vender bolsas de polipropileno no tejido a países de la región como Chile, Costa Rica, Guatemala y Honduras–, Carrefour, Easy, Jumbo y Coto, entre otras.
En ese sentido, una serie de inversiones posteriores para agrandar la capacidad productiva de la planta de 3.200 metros cuadrados de Ecofactory ubicada en Munro convirtieron a la empresa, según Jersonsky, en la única compañía de América integrada verticalmente de manera completa dentro de su rubro. “Nosotros fabricamos la tela, la imprimimos y fabricamos la bolsa”, resalta el gerente.
Según el licenciado, para que una bolsa sea llamada reutilizable debe cumplir ciertos requisitos. “Tiene que poder usarse más de 20 veces y ser lavable, como mínimo”, aclara. Las bolsas de Ecofactory utilizan como materia prima el mismo material que utiliza la ropa quirúrgica, un recurso mucho más abundante que el algodón o el yute, lo que lo hace más económico. “Si hiciéramos las bolsas del supermercado de algodón, costarían entre U$S 5 y U$S 10, pero al ser de polipropileno, cuestan entre U$S 0,19 y U$S 0,50, y en el país tienen un valor de entre $ 4 y $ 8, competitivo incluso con países de Oriente”, revela Jersonsky.
La empresa, que comenzó produciendo 100 mil unidades al mes y hoy trabaja las 24 horas durante cinco días y medio a la semana, pasó a convertirse en fabricante de un producto amigable con el medioambiente en el 100 por ciento de su proceso productivo, generar 0 por ciento de residuos productivos y regirse bajo normas ISO 14001 y 9001.
En la actualidad, no sólo las grandes cadenas de retail utilizan las bolsas de Ecofactory para entregar sus productos a sus clientes. Marcas como Movistar, Nivea, Freddo, Banco Galicia y Mamuschka compran el producto de Jersonsky. Para 2017, la compañía estima facturar alrededor de $ 100 millones.