A veces el fútbol es difícil de entender y la victoria de Quilmes en la tarde-noche del miércoles suma otro capítulo más a este fenómeno. San Martín de Tucumán hizo todo: dominó, presionó, atacó y acorraló contra un arco a un Cervecero que jugó con mayoría de suplentes. Pero claro, hizo todo, menos el gol.

Los del Sur aprovecharon sus momentos, fueron efectivos y consiguieron el pase a la próxima fase de la Copa Argentina con un 2-0 final.

Los goles de la Cerveza vinieron tras dos errores de la defensa tucumana: el primero llegó a través de un penal, bien cobrado por el árbitro, luego de que Hernán Lopes tocara la pelota con la mano en el área. Camilo Machado lo hizo valer y puso arriba a Quilmes ni bien comenzado el partido.

Luego, cuando el Ciruja dominaba, un pelotazo largo al área de San Martín rebotó en la espalda de Nicolás Sansotre y le quedó picando en el punto penal a Mauro Molina: zurdazo y 2-0 final para los de Leandro Benítez.

Pero esta victoria no se puede entender sin la presencia de Matías Budiño en el arco. El arquero sacó todo lo que llegó a su área. Figura.

En la previa del encuentro todo indicaba que los de Tucumán se tenían que llevar la victoria: el Cervecero llegaba con una racha de ocho partidos sin ganar, paraba un equipo con mayoría de suplentes y tuvo que pasar por la requisa policial al micro cuando estaba llegando a La Rioja -donde se habrían encontrado sustancias prohibidas-.

Pese a todas las adversidades, los del Chino Benítez vencieron a San Martín, que es animador en la Primera Nacional y puso lo mejor que tenía a disposición.

Ahora, ya con el pasaje a 16avos sellado, esperan por el vencedor la llave de Rosario Central y Sol de Mayo -sin fecha definida- para conocer a su rival.